Conocido como plato de gato, elevador o silla, este equipo especial puede utilizarse para montar un motor fueraborda en una semirrígida. Este tipo de instalación, poco frecuente en el agua, presenta una serie de ventajas.

Ajustes simplificados y precisos
La primera ventaja de utilizar una silla a motor es la facilidad y precisión con que se puede ajustar la altura del motor. Esto significa que puede probar rápida y fácilmente diferentes configuraciones y encontrar la mejor en términos de comodidad de navegación y comportamiento en el mar. Aunque existen modelos hidráulicos, las sillas más sencillas son fijas y los ajustes se realizan mediante una tuerca que recorre una varilla roscada.

Mayor estabilidad
La primera ventaja que noté al instalar una silla en mi semirrígida fue la estabilidad del barco a alta velocidad. El fenómeno de cabeceo que puede producirse cuando se está trimando alto para ganar algunas vueltas y nudos prácticamente ha desaparecido y aparece mucho más tarde de lo que lo hacía antes de instalar este accesorio.
Mejor paso por mar
La segunda ventaja, y no la menor, es que su motor está 25 cm más atrás que en su versión inicial. En cierto modo, su casco es "prácticamente" la misma longitud más largo en términos de pasos marítimos. Por lo tanto, su semirrígida es más estable y resiste mejor el oleaje y las marejadas.

Ahorrar espacio en el interior
Al desplazar mi motor 25 cm hacia atrás utilizando una silla, he podido desplazar mi asiento corrido trasero la misma distancia en mi semirrígida. Como resultado, entre mis asientos jockey y mi asiento corrido, el espacio dentro del barco ha aumentado de 90 cm a 115 cm, una ganancia de más del 25%. A la hora de pescar, ¡esta comodidad es innegable!

Consumo y rendimiento
Al alejar el motor 25 cm del espejo de popa, la hélice gira en un agua menos perturbada por el casco. Esto optimiza el rendimiento y reduce el consumo de combustible. En mi caso, con un barco de 6 metros y un 115 CV, a 4.000 rpm, hago 26 nudos con un consumo de 19 l/h.