Todavía con el motor roto, Hugo continúa la exploración de las Indias Occidentales. Aquí está anclado en Marie Galante, una isla cercana a Guadalupe. El sitio es maravilloso y Hugo, acompañado de su amigo Romain, vive un poco como Robinson. La misión de recoger cocos vale su peso en oro.
Si la leche de coco se bebe en el acto, el púlpito se utilizará para una sorprendente oferta culinaria con curry de un sabor particular que se asemeja al pollo, según Hugo.
A continuación, el dúo puso rumbo a Antigua, a la que llegaron más rápido de lo previsto, teniendo que permanecer un tiempo en el cabo para no llegar de noche. Sobre todo porque fondear sin motor es siempre una maniobra complicada.