Fue en Barbuda donde la tripulación de Maloya decidió soltar amarras. Esta isla del norte de las Antillas Menores fue duramente golpeada por el huracán IRMA, en particular el pueblo de Codrington, principal lugar de residencia de sus habitantes. Pero ahora ha llegado el momento de reconstruir para que todos puedan encontrar un hogar.
A pesar del huracán, Barbuda conserva el encanto de las islas caribeñas: arena blanca que tiende al rosa, agua turquesa, una laguna que alberga una de las mayores colonias de fragatas de las Antillas, numerosas especies de peces y langostas en abundancia.
Lo suficiente para que Sarah, Aurélien y Nael puedan disfrutar de las alegrías de su anclaje practicando sus actividades favoritas: paddle, paddle yoga, foil windsurf, windsurf o incluso kitesurf, que Sarah practica a los tres meses de embarazo
Barbuda es también la isla en la que Nael celebra su segundo cumpleaños, a bordo de su casa flotante, Maloya, rodeada de sus padres y amigos. Y cuando la familia no practica deportes de tabla, disfruta de las paradisíacas playas de la isla, almorzando langostas y pescado cocinado en la barbacoa.