El marinero, cuyo nombre de pila desconocemos, partió de Gibraltar hacia la isla de Ascensión, en el Atlántico Sur. Sola a bordo de su velero de 40 pies, se dirige al sur, hacia la isla de la Ascensión. Una isla del archipiélago de Santa Elena, en el Atlántico Sur, en la que Darwin plantó un bosque entero. El marinero vive en el sueño de descubrir este lugar.

La película comienza muy lentamente, sin ningún diálogo. Envía la violencia de un accidente de coche al silencio y la soledad del mar. Sin decirlo, sin explicarlo, nuestro médico de urgencias necesita despejarse, dejar su estresante vida. Lo entendemos por los momentos de placer al ver una puesta de sol en el mar, o por ese pájaro que viene a visitar la orilla por un rato. Nuestro médico de urgencias es capaz de soltarse.

Aunque la película no sea dinámica en su primera parte, los amantes del mar apreciarán los pasajes sobre el repostaje, la estiba a bordo, las primeras horas de navegación o las maniobras para izar las velas.

Rodada directamente a bordo, las tomas son bastante ajustadas, pero nos permiten vivir la navegación con bastante fidelidad. En su ejercicio, la actriz Susanne Wolff navega con naturalidad. Las maniobras reproducen bien la realidad. La primera parte de esta película no se rodó en una piscina y eso se nota. Como marinero, lo disfrutas.

Por desgracia, después el marinero se encontrará con una tormenta. Si este vendaval sirve de pausa en la historia, las imágenes bajo la manguera de incendios (¡sin viento!) no tienen ningún realismo. Sí, el navegante en solitario tiene que enfrentarse al viento y al mar, pero la representación filmada es poco creíble para los entendidos.

Por suerte, el resto de la historia nos lleva. Al día siguiente de esta tormenta, el marinero se despierta cerca del barco de un emigrante. Su ruta la sitúa frente a la costa de Mauritania, a unas 300 millas, justo entre las Islas Canarias y Cabo Verde.

A partir de esta situación comienza un verdadero dilema para el navegante. De hecho, su velero es demasiado pequeño para acoger a los náufragos cuyo viejo pesquero se está hundiendo. Esta mujer, cuya vida profesional consiste en salvar vidas, está tratando de movilizar ayuda para socorrer a estos seres humanos. Pero se topa con un muro, sus contactos no encuentran una respuesta válida.

No te voy a decir cómo va a salir la paramédico de esto, ni qué decisión va a tomar para no estrenar la película. Pero este cruel dilema no es fácil de afrontar. Una situación que no le desearíamos a nadie..
