Después de un quince días de trabajo en Pointe-à-Pitre (Guadalupe) para el reacondicionamiento del Maloya, ahora es el momento de que Sarah, Aurélien y Nael vuelvan al mar y descubran la isla caribeña por mar.
En un principio, la tripulación de Maloya se dirigirá al fondeadero de Sainte-Anne. Navegación de ceñida a 20 nudos con un oleaje de 2 metros que pasará factura al estómago de Sarah, embarazada de su segundo hijo. Si las náuseas están presentes en tierra, en el mar se multiplican por diez. Incluso en las pequeñas navegaciones...
Para este primer lugar, es el fondeadero rodado de Sainte-Anne el que acoge a nuestros navegantes. Después de una noche complicada, para ser "revuelto", es finalmente un anclaje más tranquilo, a pocos metros de las olas que Sarah y Aurélien han elegido. Suficiente para divertirse con el surf y el kitesurf.
Lugar entonces a la laguna de Saint-François, mucho más tranquila y apacible, y la vuelta a las "buenas costumbres", dice Sarah: ¡tabla, y cometa!
La laguna también es un lugar idílico para pasar la Navidad. Mientras que en 2017 la pequeña familia inició su travesía del Atlántico, en 2018 es en el ancla de Guadalupe donde Nael tiene la oportunidad de abrir sus regalos.