Es hora de dejar San Martín en dirección a San Bartolomé para Maloya y su tripulación. A bordo, Sarah, Aurélien y Nael reciben al hermano de Aurélien y a su acompañante, así como a un amigo. Mientras la familia realizaba la travesía a bordo de su velero, Loïc decidió seguirlos -e incluso adelantarlos- en una tabla de florete. Una navegación tranquila que se convierte en una pesadilla al llegar al ancla.
Mientras se preparan para echar el ancla, en un fondeo total, no hay propulsión en el motor de Maloya. La tripulación se ve obligada a zarpar -así se dice- y alejarse bajo gennaker para analizar la avería.
Aurélien y Sarah descubren que Maloya está haciendo agua Hay un poco de pánico a bordo y mientras Aurélien tiene la cabeza en la bodega del motor, Loïc se sumerge bajo el barco para comprobar el eje de la hélice.
Es el eje de la hélice que se descentró. Mientras Loïc consigue ponerlo de nuevo bajo el agua, Aurélien se ve obligado a sustituir la tuerca que lo sujetaba. La tuerca probablemente falló debido a la presión ejercida por las roscas atrapadas en la hélice en su navegación anterior.
Se recogen los fondos, se vuelve a colocar la tuerca en su sitio y, para olvidar esta mala experiencia, ¡todos disfrutan de una inmersión rica en peces!