Tras una navegación de 30 millas desde Los Roques, la tripulación del Maloya echa el ancla en el archipiélago de Las Aves. Situado entre Bonaire y el archipiélago de Los Roques, este gran arrecife de islas volcánicas está formado por dos atolones, Aves de Barlovento y Aves de Sotavento. Una vez más, Maloya y Cachou -compañero de barco- están solos en este paraíso de las aves.
Porque Aves -que significa pájaro en español- tiene un nombre muy acertado. Aquí se han refugiado cientos -o incluso miles- de aves. Estas islas rodeadas de coral y manglares son tranquilas y están aisladas del mundo. En la isla anidan fragatas, piqueros y flamencos.
Especialmente en Sotavento, un pequeño trozo de guijarro inmerso en agua turquesa, cientos de pájaros vuelan a unas decenas de metros del suelo, en una impresionante escoba
En estas islas apenas hay nadie, salvo un guardacostas y algunos pescadores. Una vez más, el lugar es ideal para practicar kitesurf y paddle con Nael, descubriendo la fauna y la flora.
Pero esta escala en las islas venezolanas es también una oportunidad para ver la catastrófica situación del país. El contrabando de lambis -un molusco normalmente protegido- y la numerosa contaminación humana afectan a las islas.