El origen del Optimist, una tribuna flotante
La historia de los Optimist comenzó en Florida en 1947. El comandante Clifford McKay, inspirado por las carreras de cajas de jabón organizadas por el club Optimist International de Clearwater, quiso ofrecer a los niños una actividad náutica accesible y educativa. Así que pidió al arquitecto naval Clark Mills que diseñara un velero pequeño, sencillo y barato. ¿La idea? Un barco que los niños pudieran construir ellos mismos con una sola hoja de contrachapado.
Clark Mills aceptó el reto y diseñó un bote estable y fácil de manejar que fue rápidamente adoptado por los jóvenes navegantes. El club Clearwater registró una patente para el "Optimist Class Pram" y la primera flota vio la luz gracias al apoyo de los comerciantes locales. En aquella época, ¡un Optimist costaba sólo 75 dólares!
La moda fue inmediata y el concepto cruzó rápidamente el Atlántico gracias al danés Axel Damgaard, que introdujo una serie de mejoras en el diseño. Contó con el apoyo de Paul Elvstrom, cuatro veces campeón olímpico, que contribuyó a la democratización del barco en Europa. Normalizado en 1960, el Optimist se convirtió en un estricto diseño único en 1995. En la actualidad, más de 160.000 jóvenes navegan en Optimist en 120 países, y cada año se fabrican más de 4.000 barcos en una treintena de astilleros especializados.

¿Por qué el Optimist es perfecto para aprender?
Con 2,30 metros de eslora y 35 kg de peso, el Optimist es una embarcación ultraligera y fácil de manejar. Su casco de fondo plano y su proa ancha le confieren una excelente estabilidad, indispensable para los aprendices de navegantes. Su superficie vélica de 3,5 m² permite navegar con total seguridad, incluso en condiciones difíciles. Su diseño minimalista está pensado para iniciar a los niños en los fundamentos de la navegación a vela: trimado de las velas, equilibrio del barco, rumbo y gestión del viento.
Una construcción que evoluciona con el tiempo
Originalmente, el Optimist se construía con madera, pero hoy en día la mayoría de los modelos se fabrican con fibra de vidrio, lo que garantiza una mayor durabilidad y un rendimiento constante. Las escuelas de vela, que buscan ante todo la solidez antes que el rendimiento, utilizan también el aluminio o el rotomoldeo para sus cascos. Varios astilleros especializados, como Winner, Far East y McLaughlin, construyen barcos de Optimist para regatas según especificaciones precisas definidas por la IODA (International Optimist Dinghy Association). Aunque todos los barcos deben ser idénticos, cada fabricante intenta optimizar la calidad de los materiales y los acabados para atraer a los jóvenes competidores.

¿Cómo se navega en un Optimist?
El Optimist se navega en solitario, por lo que los niños adquieren confianza rápidamente. Las primeras maniobras que se aprenden son la virada y la trasluchada, indispensables para cambiar de dirección. Para evitar zozobrar, el timonel debe distribuir su peso uniformemente y jugar con la dirección de la vela. La orza articulada permite adaptar la navegación a la profundidad del agua y a la fuerza del viento. Los jóvenes navegantes desarrollan rápidamente un verdadero tacto del viento y del trimado de las velas, una valiosa base para el resto de su aprendizaje.
Las regatas de optimist, un trampolín hacia el máximo nivel
Aunque el Optimist es perfecto para principiantes, también es un excelente barco de competición. Desde los años 50, es el preferido de los jóvenes regatistas de 7 a 15 años. En las regatas se navega en flotas sobre recorridos técnicos, con boyas que hay que rodear, lo que exige táctica y precisión. Cada año, los Campeonatos del Mundo de la IODA reúnen a los mejores regatistas jóvenes del mundo.
Las reglas de medición, muy estrictas, garantizan la igualdad entre embarcaciones, haciendo hincapié en las habilidades del regatista más que en las prestaciones del equipo. El Optimist es a menudo el primer paso hacia una carrera de alto nivel. De hecho, muchos campeones olímpicos y patrones de regatas oceánicas se iniciaron en un Optimist antes de pasar a embarcaciones más avanzadas (sobre todo en términos de peso), como los Laser y los 420.
François Gabart, ganador de la Vendée Globe 2012-2013, Ellen MacArthur, icono de la vela en solitario, y Ben Ainslie, cuatro veces medallista de oro olímpico, se iniciaron en este barco. Su paso por el Optimist les ha proporcionado una base sólida desde la que afrontar las competiciones internacionales.

¡Los discos de Crazy Optimist!
Pequeño pero fuerte El Optimist no es sólo un velero para niños bien educados. Algunos navegantes han superado sus límites en increíbles aventuras. En 1979, David S. Hall navegó 300 millas náuticas a lo largo de la costa estadounidense en un Optimist. Otros osados navegantes han intentado travesías temerarias, como el Canal de la Mancha o incursiones costeras en solitario. Violette Dorange, más conocida por su primera participación en la Vendée Globe 2024, realizó su primera travesía del Canal de la Mancha en 2016.
Un velero que sigue de actualidad
El Optimist ha existido durante generaciones sin envejecer nunca. Sigue siendo la embarcación de referencia para iniciar a los niños en la vela y darles el gusto por las regatas. Fácil de manejar, robusto y seguro, sigue conquistando a las escuelas de vela y a los jóvenes competidores de todo el mundo.
Así que si se cruza con un niño navegando con este pequeño casco de jabón, ¡no olvide que podría haber un futuro campeón del mundo a bordo!