Hace dos años, Marvin, Daniela y su pequeña hija Tara decidieron dejarlo todo para vivir una vida nómada a bordo de su velero, un Océanis Clipper 473. Hoy comienzan una nueva vida juntos -un niño llamado Soan se ha unido a la tripulación- en el Caribe.
Navegación guadalupeña
Para Daniela y su hija, fue un regreso a la navegación. Aunque Marvin navegó en su barco hasta el Caribe desde Canarias, la joven pasó los últimos meses de su embarazo lejos del mar. Sufre mucho de mareos, y el embarazo tiende a empeorar las cosas.
Ya en Guadalupe, ponen rumbo a Marie-Galante, con sus aguas transparentes, sus playas blancas y sus numerosos cocoteros, un paisaje que alegra su fondeadero. En la ceñida, Marvin llega a rizar el génova para aliviar a su familia, que ha perdido la costumbre de navegar. En su camino, también se encuentran con dos de los monocascos más rápidos del mundo, el Comanche y el Scorpios, en plena regata.
¿Por qué vivir en un barco?
Al llegar al ancla, Daniela y Marvin explican por qué eligieron vivir a bordo de su barco. Aunque sus deseos iniciales eran diferentes, finalmente lograron combinar sus objetivos y se instalaron a bordo de sus Océanis.
Para Marvin, se trataba sobre todo de disfrutar de su pasión por el mar y la navegación. Para Daniela, se trataba de vivir una vida diferente con su familia en una casa ecológica. Finalmente acordaron vivir una vida nómada alrededor del mundo, para hacer que sus hijos descubrieran una vida diferente, para abrir sus mentes a otras culturas y, sobre todo, para descubrir el mundo todos juntos. La vida en un velero no siempre es feliz, como explica Daniela -el balanceo de su amarre les impidió dormir bien-, pero les permite disfrutar de una libertad increíble y descubrir lo que el mundo puede ofrecer.
