El espacio fluvial es por naturaleza relativamente pequeño, lo que aumenta la frecuencia de las interacciones entre los usuarios, ya sea en la navegación, en las esclusas o en el puerto de escala. Además, muchos arrendatarios de embarcaciones fluviales son nuevos en esta forma de recreo y les falta confianza en su primer viaje. Por lo tanto, la recomendación número uno es ser tolerante, especialmente si se visita una base de alquiler un sábado por la tarde, el día de salida más importante para las empresas de alquiler.
No ocupes todo el espacio
Los pontones del río son de acceso abierto y, aunque seas el primero en atracar, asegúrate de situarte en un extremo para dejar espacio a otras embarcaciones. Esto le permitirá salir y tomar las amarras del recién llegado en lugar de tener que mover su barco y refunfuñar mientras trata de apretujarse en el escaso espacio que le queda.

Agua y electricidad para todos
Este reparto del espacio debe ser también una preocupación en lo que respecta a servicios como el agua y la electricidad. Las vías navegables interiores, a menudo son proporcionadas gratuitamente por los municipios locales. Esta es otra razón para no ponerse en cuclillas en el único espacio de atraque que permite el acceso. Una vez repostada la embarcación, hay que trasladarla y procurar que el cable alargador sea lo suficientemente largo como para no bloquear el acceso a la terminal de otros usuarios.

Silencio y aire limpio
La búsqueda de electricidad es uno de los temas más conflictivos, sobre todo porque algunas embarcaciones están equipadas con aparatos como aire acondicionado o frigoríficos-congeladores. Algunos son tan ávidos que hacen saltar las tapas protectoras de los terminales, privando de energía a otros usuarios. Para disfrutar del "confort", algunas personas no dudan en mantener su generador zumbando, para molestia de los demás navegantes.

Parrillas y salchichas
El ruido y los gases de escape no son las únicas molestias del puerto de escala. Muchos barcos modernos están equipados con planchas y otras parrillas de cubierta. Si este es el caso de su embarcación, asegúrese de que el viento no expulsa los humos y olores de sus preparativos hacia sus vecinos. Es lo mínimo que puedes hacer.

Cuidado con el capricho
La velocidad es otra fuente de conflicto y es habitual ver a las embarcaciones cruzar las zonas de aparcamiento a velocidades notoriamente altas. De hecho, la velocidad tiene poca importancia, lo que hay que evitar son las olas de la estela que rompen en las orillas. Estos son los que sacuden los barcos amarrados y sobre todo dañan las orillas. En las vías navegables y, en particular, en los canales, la regla es navegar a velocidades que eviten estas olas destructivas.

Pontones de servicio
Cuando las esclusas tienen pontones de espera, sólo deben utilizarse para este fin. No hay nada más frustrante que no poder acceder a una esclusa porque otra embarcación ha decidido amarrar en ella y su tripulación ha salido a visitar la zona. Los barcos comerciales y de pasajeros tienen prioridad en las esclusas, así que no intente burlarlos. Del mismo modo, si un barco te sigue, no le cierres la puerta en las narices. Pasar juntos por la esclusa ahorra toneladas de agua

Un poco de ayuda
También es habitual enviar a un miembro de la tripulación para ayudar al esclusero cuando la tripulación lo permite. Esto evita que el esclusero tenga que rodear la cerradura para abrir o cerrar la puerta del lado opuesto. No se trata de un obstáculo importante, pero contribuye a las buenas relaciones y a la convivencia entre los diferentes actores de la vía navegable.

En el agua o en cualquier otro lugar, la atención a los demás nos permite vivir en armonía con nuestros contemporáneos. El barco no es un elemento natural para algunos de nosotros, razón de más para adoptar la actitud correcta y participar en este descubrimiento mostrando con el ejemplo cómo nos gustaría que se comportara todo el mundo.