Rochefort es un puerto situado en la Charente, a unas diez millas tierra adentro. Por su ubicación, es frecuentada por navegantes fluviales, de recreo y comerciales. Un pontón frente a la fábrica de cuerdas permite esperar en el río hasta que se abran las puertas del muelle con la marea alta. Es una parada ideal para descubrir los tesoros de la ciudad, que son muchos.

Una ciudad de setas
Rochefort no era más que una aldea cuando el joven Luis XIV decidió en 1666 construir allí un arsenal. El primer edificio que emergió del suelo, o más bien de los jarrones, fue la fábrica de cuerdas. Con 372 metros de largo y 8 metros de ancho, permitía tender cables de una longitud. En sólo cinco años, se construyó un centro militar, seguido de astilleros con sus formas de balsa y, finalmente, toda una ciudad. Es difícil imaginar hoy la animación que generaban los miles de puestos de trabajo necesarios para equipar y mantener los buques.


Un arsenal para descubrir con la nariz al viento
A lo largo del sendero ribereño, paseará por la fábrica de cuerdas hasta las formas radoubs donde se construyó el Hermione. Después de haber practicado la destreza marinera en los recodos del Accro-mâts, no hay que dejar de visitar el fascinante Musée de la Marine. Las calles de la ciudad forman una cuadrícula, y basta perderse en el viento para descubrir uno a uno los vestigios de este arsenal que vio botar 550 barcos hasta su desarme en 1927.


En góndola de una orilla a otra
Rochefort no es sólo un lugar de reliquias y sus calles pavimentadas con piedras de balasto son comerciales y animadas. Puede seguir la Charente hasta el puente transbordador, cuya góndola suspendida le permite cruzar el río en pocos minutos. Es en las marismas de la orilla izquierda donde se excavaban las largas fosas de los mástiles, donde se remojaban las piezas de madera para las vergas. Después, no se pierda la visita a la impresionante escuela de medicina naval, donde se guardan algunos instrumentos quirúrgicos muy inquietantes



Exploradores caprichosos
Una visita a la Corderie Royale es, por supuesto, obligada, sin olvidar la librería donde se puede encontrar casi cualquier cosa publicada sobre el tema del mar. Entre todos los aventureros que salieron de Rochefort, Pierre Loti ocupa un lugar especial. Además de sus relatos, decoró las habitaciones de su casa a imagen y semejanza de cada uno de sus viajes. Este edificio, cuya reapertura está prevista tras una profunda restauración, volverá a ser accesible al público en el verano de 2023. Para quienes aprecian la caprichosa imaginación de su creador, es una inmersión que no debe perderse.


Un puerto comercial activo
Cerca de las dársenas para yates, hay otra dársena para buques de carga del puerto comercial. Ésta permanece muy activa, y es frecuente ver barcos maniobrando en el río en torno a la pleamar, ya sea entrando en la esclusa o subiendo a los muelles de Tonnay-Charente. En el agua, no pierda de vista el canal 12 de VHF dedicado al tráfico portuario y manténgase fuera del canal cuando se acerque.

La ciudad de Rochefort es de piedra blanca y no tiene nada de belicosa. Por otra parte, cada una de las estructuras o edificios de la ciudad nos habla de los sueños de horizontes lejanos de los marineros de la época. Aunque sólo sea para compartirlas, ¡es una escala que no debe perderse!