¿Por qué es salada el agua de mar? Explicaciones y consecuencias

No es ningún secreto que el agua de mar es salada. Pero, ¿cómo llega la sal a nuestros océanos? ¿La salinidad es la misma en todas partes? ¿Podemos consumir agua de mar?

El origen de la sal

La sal, también conocida como cloruro sódico, tiene su origen hace 4.000 millones de años. Cuando nuestro planeta estaba cubierto de volcanes en erupción, éstos liberaban gases y vapor de agua a la atmósfera. Al enfriarse la Tierra, este vapor de agua se convirtió en líquido a través de lluvias torrenciales. Estas lluvias mordisquearon las rocas que contenían elementos minerales. A continuación, formaron los océanos, depositando la mayor cantidad de sal.

Le piton de la Fournaise
Pitón de la Fournaise

Pero hay otro fenómeno que contribuye a la salinidad de los océanos. Descubiertas en 1979 durante una inmersión profunda, las "fumarolas negras" son válvulas naturales situadas en el borde de las placas tectónicas. Con forma de chimenea, dejan escapar parte del calor de la corteza terrestre, que a su vez está formada por sales minerales.

La actividad volcánica submarina también es una de las causas de la aportación de sal a los océanos.

Diferencias de salinidad

La salinidad media del agua de mar es de 35 gramos por litro, lo que equivale a 6 cucharaditas. Hay grandes diferencias entre zonas geográficas. Es de 38 gramos en el Mediterráneo y puede alcanzar los 260 gramos en el Mar Muerto. En cambio, es mucho menor en los mares cercanos al Ártico, en torno a 10 gramos en el mar Báltico.

Sin embargo, aparte del Mar Muerto, el contenido de sal de los océanos no aumenta con el tiempo, ya que parte de la sal es filtrada por la corteza oceánica.

¿Podemos consumir agua de mar?

En el agua, el cloruro y el sodio evolucionan por separado. Se juntan cuando el agua se evapora y forman cristales de sal. Este fenómeno puede observarse en las salinas o en la cubierta de su barco después de una vigorizante navegación.

A bordo, el agua de mar no puede consumirse en su estado actual, ya que puede provocar graves problemas digestivos y, a largo plazo, una deshidratación severa.

Sin embargo, puede diluirse con agua dulce para cocinar ciertos alimentos, en una proporción de 1/3 de agua de mar y 2/3 de agua dulce. No obstante, esta proporción puede variar en función de la zona en la que navegues, así que pruébala antes de avergonzar a tu tripulación