Graciosa y Lanzarote, puerta de entrada al archipiélago canario

La Graciosa © Malou

Afortunadamente, la ruta de Europa al Caribe está salpicada de grupos de islas con escalas encantadoras. El archipiélago canario es probablemente el más emblemático. Empecemos por Graciosa y Lanzarote

Condiciones de navegación agradables casi todo el año

Canarias goza de un clima favorable a la navegación en todas las estaciones. El Alto de las Azores es el principal responsable de ello, ya que su posición favorece la existencia de un saludable alisio del NE. Sin embargo, aún podemos sufrir el desencadenamiento de algunas bajas que no respetan la regla...

El punto de partida ideal para unas vacaciones al sol

Si las Canarias son conocidas por los navegantes como el lugar ideal para preparar una travesía transatlántica, también es un magnífico lugar de crucero, donde es delicioso pasear durante varias semanas sin aburrirse nunca. Unos cuarenta acogedores puertos deportivos albergan a numerosos profesionales y comerciantes bien surtidos. Aquí encontrará soluciones a todos sus problemas náuticos, pasados o futuros. La mejor época para emprender un viaje es de octubre a febrero, lo que deja bastante flexibilidad a la hora de elegir fecha.

La Graciosa, un nombre poético bien merecido

Pequeño territorio de 8 kilómetros de longitud, La Graciosa tiene menos de 1.000 habitantes y carece de carreteras asfaltadas. De origen volcánico, a este paraíso salvaje sólo se puede llegar por mar. Llegando desde Agadir, fondeamos en la bahía del Salado, frente a un paisaje encantador. Aguas turquesas, playas de arena blanca y deslumbrantes casas blancas combinan sus hipnóticos efectos con un telón de fondo de áridas montañas.

Caleta de Sebo, un delicioso refugio para los pocos pescadores locales

Los barcos tiran tranquilamente de sus cadenas de amarre.

El asfalto es desconocido en Graciosa. Todas las calles del pueblo son de arena.

Hermosos paseos a pie o en bicicleta permiten saborear la paz y la tranquilidad de esta escala paradisíaca. También es aquí donde se entablan las primeras amistades con algunas de las tripulaciones de los veleros, que suelen encontrarse durante el resto del viaje.

Una corta travesía hasta Arrecife, en la isla de Lanzarote

Mucho más grande que su modesto vecino, Lanzarote ofrece un auténtico festival de curiosidades volcánicas. El Parque Natural de Timanfaya ofrece espectaculares vistas de estas obras de arte minerales, con ocres rugosos y naranjas llameantes que parecen sacados de una película de ciencia ficción. Cerca del encantador Castillo San José, la dársena del Charco de San Ginés alberga algunos barcos de pesca.

Pero es en las entrañas de esta particular arquitectura donde reside uno de los rasgos originales más destacados de Lanzarote. En su origen, la lava fundida excavó unas "entrañas" naturales que un genial artista local, César Menrique, supo resaltar.

Así, los espacios de cuento "Jameos del Agua" mezclan armoniosamente obras contemporáneas con el encanto innato del propio lugar.

Jameos del Agua
Jameos del Agua

La música suave y los efectos de luz completan el aspecto irreal y mágico de estas fascinantes cuevas.

El árido y austero paisaje lunar reserva algunas sorpresas que sería una pena perderse. Por ejemplo, los extraños muros de piedra negra de La Geria, desarrollados por hábiles viticultores para captar la humedad ambiental. Como resultado, a partir de un suelo más bien ingrato, producen un vino original que no deja indiferente.

Regatas de modelos

El domingo por la tarde se celebra una regata de maquetas de barcos Los miembros de este club de vela en seco son unos sabios. Todos sus barcos son idénticos, aparejados como un cutter con una vela de botavara. Para evitar la competencia, los mandos de radio sólo tienen dos canales. Esto significa que los "timoneles" sólo pueden actuar en la dirección de sus barcos. Por lo tanto, antes de cada regata, se ven obligados a encontrar un ajuste medio que les permita navegar de ceñida en la ceñida, pero también de popa en la empopada ¡sin sacudir las escotas! No es muy purista, pero sí muy original.

En conclusión, no piense en Lanzarote como una simple parada de descanso. Debe visitarla, porque se lo merece.

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