Botado en 1958, el "Marike" se construyó en el astillero Thomsen en Dinamarca según los diseños del arquitecto Slaaby Larsen, en la clase 6.5 KR, una categoría dedicada a los cruceros de regata. Originalmente bautizado como "Morena", el yate cambió rápidamente de manos. En 1960, fue adquirido por un entusiasta alemán, que lo rebautizó "Marike" en honor a su hija. Hoy, este nombre tiene una nueva resonancia con los actuales propietarios, Marie y Eric.
Durante casi cincuenta años, navegó en manos del mismo propietario, principalmente en el Mar Báltico, participando en numerosas regatas y manteniéndose fiel a su diseño original. Esta longevidad es testimonio de la calidad de su construcción, con un casco de caoba y cuadernas de roble que le confieren solidez y estilo.
En 2010, el clásico volvió a cambiar de manos. Pascal, entonces afincado en Douarnenez, decidió llevar el barco de vuelta a Bretaña a través del Canal de Kiel. Este traslado marcó un nuevo capítulo para el velero, que se convirtió en uno de los primeros en incorporarse al centro de regatas clásicas de Port-Louis. Durante este periodo, el barco participó en regatas como las Voiles de la Citadelle y la Armor, ganando notoriedad entre los veleros de regatas clásicas.
Mantenimiento meticuloso y modificaciones cuidadosas
A pesar de su cuidada apariencia original, el "Marike" no ha escapado a los rigores del tiempo y a las labores de mantenimiento necesarias para garantizar su longevidad. A lo largo de los años, ha sido mimado, mantenido y modernizado con delicadeza. Su casco de caoba, reluciente bajo el barniz, requiere una atención constante, al igual que las juntas de la cubierta de teca, que, desgastadas por el rocío del mar y el sol, pronto deberán ser sustituidas.
El nuevo propietario, Eric, es fiel al espíritu del barco y le ha dado su toque personal. Un spinnaker negro y amarillo, que vibra con el viento, completa ahora la armonía de colores, al tiempo que rinde homenaje a su carácter único. En el interior, se han añadido algunos elementos prácticos, sin traicionar el alma del barco.
Pasas el 80% de tu tiempo cuidándolo. Siempre digo que es un trabajo duro, pero realmente se lo merece. Y luego, sinceramente, es un placer.
La próxima etapa, dentro de unos años, será más radical: habrá que decapar completamente el casco, eliminar todas las capas de barniz y borrar años de antiincrustante, para devolver a esta joya su gloria original. Y sin embargo, en medio de estas transformaciones, el barco ha logrado conservar lo que lo hace tan encantador y raro: sus accesorios de bronce, con su pátina de edad, que siguen seduciendo a los entusiastas de los yates clásicos, como un guiño a su pasado y a los que lo navegaron antes que él.
Cualidades innegables para navegar
Este yate se comporta especialmente bien en regatas, gracias sobre todo a su excelente comportamiento en ceñida. Con una manga de 2,55 m para una eslora total de 11,25 m y un calado de 1,80 m, su quilla, que representa casi el 50% de su peso total (5,8 toneladas), le confiere una gran estabilidad. Aparejado como balandro, es rígido a vela, lo que garantiza un buen comportamiento en ceñida incluso con vientos fuertes. Aunque este crucero-regata requiere un trimado preciso para evitar comportamientos difíciles al timón, es un verdadero placer navegarlo. Es especialmente apreciado en los círculos de vela clásica por sus cualidades marineras, con una distribución del peso y un centro de gravedad optimizados para la regata.
Un futuro prometedor
El "Mariquita" seguirá formando parte del centro de regatas clásicas de Port-Louis, participando en las próximas regatas y eventos, entre ellos el Campeonato de Francia Métrico de junio de 2025 en Lorient. Este evento reunirá a varios yates clásicos de renombre, entre ellos el famoso "Moonbeam" y el "Mariquita".