Le Léon Marchand des océans
El pez vela suele ser considerado el pez más rápido del mundo, capaz de alcanzar velocidades máximas de hasta 110 km/h según algunas estimaciones: durante una pelea con un pescador, un pez vela que intentaba escapar desenrolló 91,4 metros de sedal en sólo tres segundos. Sin embargo, investigaciones más recientes moderan esta afirmación. En 2015, un estudio basado en mediciones precisas demostró que los veleros alcanzan probablemente velocidades reales de entre 36 y 54 km/h en distancias cortas, sobre todo cuando cazan. Aunque estas velocidades son menos espectaculares que las estimaciones iniciales, siguen siendo impresionantes para un animal que evoluciona en un medio tan denso como el agua. El secreto reside en su morfología: un cuerpo aerodinámico, una cola en forma de media luna para una propulsión óptima y un hocico alargado que corta el agua con eficacia.
Un pez al que le gusta el agua caliente
Los navegantes de larga distancia pueden encontrar veleros en casi todos los océanos tropicales y subtropicales del mundo. Pueden encontrarse en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, entre las latitudes 40° norte y sur. Son especialmente numerosos en el Golfo de México, el Mar Caribe, las aguas que rodean Filipinas y el sudeste asiático. También pueden encontrarse en el Mediterráneo y el Mar Rojo, pero es más raro.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), algunas poblaciones de pez vela, sobre todo las del Indopacífico, están clasificadas como vulnerables. La sobrepesca y la destrucción del hábitat son las principales amenazas para estas especies.
Un cazador formidable
Cuando acecha a su presa, el pez vela despliega su gran aleta dorsal en forma de vela, que utiliza para agrupar bancos de peces. Una vez reunida la presa, la golpea con su afilado rostrum, a menudo para aturdirla antes de consumirla. También puede cambiar de color gracias a los cromatóforos de su piel: se trata de células que contienen pigmentos capaces de reflejar la luz. Esta característica le sirve para comunicarse con sus congéneres o para desorientar a su presa antes del ataque.

Una fuente de inspiración para la ingeniería moderna
Las propiedades aerodinámicas e hidrodinámicas de este pez han inspirado en gran medida el diseño naval para la fabricación de cascos de embarcaciones rápidas y submarinos. Su aleta dorsal y su rostrum se han estudiado para mejorar los sistemas de estabilización y la maniobrabilidad de las embarcaciones. En 2014, los investigadores utilizaron cámaras de alta velocidad para analizar los movimientos del pez vela. Descubrieron que ajustaba con precisión el ángulo de sus aletas y rostrum para canalizar las fuerzas hidrodinámicas, y se basaron en sus observaciones para diseñar robots submarinos biomiméticos y drones dedicados a la exploración de los fondos marinos y la vigilancia oceánica.
Un sabor que recuerda al pez espada

El pez vela se utiliza principalmente para la pesca deportiva, pero a veces puede encontrarse en las estanterías de las pescaderías. Se puede comer a la plancha, a la sartén, crudo o ahumado, como cualquier otro pescado, con un sabor que recuerda al del pez espada.