Los hechos: una tragedia en el mar
El 5 de agosto de 2025, el yate Mollie navegaba entre West Wittering y Poole con cuatro personas a bordo. El patrón, Lyall Babington, neozelandés de 74 años, había salido de Nueva Zelanda tres años antes para dar la vuelta al mundo. Hacia las 11 de la mañana, anunció a su tripulación que quería izar el solent para navegar en ceñida.
La driza de solente se dirigía normalmente a un cabrestante eléctrico situado en la parte trasera de la bañera, montado en un armario. Estos cabrestantes se activaban mediante interruptores de rodilla. El cabrestante de estribor se había utilizado antes para izar el auxiliar, y la driza había permanecido enrollada alrededor del tambor.

Al intentar liberarla, el cabrestante se puso en marcha, atrapando la mano derecha del patrón en el bucle. Al girar el tambor, le atrapó contra la estructura. Su cuerpo se enrolló alrededor del cabrestante, causándole graves heridas en el brazo, la cabeza y el pecho.
Una respuesta rápida pero insuficiente
La tripulación intentó detener el cabrestante varias veces. Finalmente se detuvo, pero el patrón ya estaba inconsciente, enredado en la driza. La alarma sonó a las 12:18. El bote auxiliar del RNLI y el helicóptero R175 llegaron al lugar de los hechos a las 12.49 horas. Mientras el equipo intentaba liberarlo, el cabrestante volvió a ponerse en marcha de repente, soltándolo sobre la cubierta. Se intentó reanimarle, pero sin éxito. Fue declarado muerto a las 13.05 horas.
Una instalación a pequeña escala y un defecto conocido
Según la investigación de la MAIB, el cabrestante estaba afectado por un fallo intermitente conocido: el motor podía seguir funcionando después de soltar el interruptor. No había ningún interruptor de emergencia cerca. Para cortar la corriente, hubo que aislar el sistema de 24 V de la cabina delantera. La instalación parece haber sido realizada por un pequeño astillero, al margen de cualquier serie industrial.
Llamamiento a la vigilancia
Esta tragedia nos recuerda que los equipos eléctricos mal instalados o anticuados pueden tener consecuencias fatales. En este caso, un interruptor de emergencia o un sistema de desconexión más accesible podrían haber sido decisivos. La MAIB insiste en la importancia de realizar comprobaciones eléctricas, probar los interruptores y asegurarse de que se instalan dispositivos de seguridad en las pequeñas instalaciones.
Los equipos eléctricos e hidráulicos deben considerarse fuentes potenciales de peligro a bordo, del mismo modo que una pala o una eslinga en tensión. El Reino Unido estudia actualmente una normalización más estricta de estos dispositivos, incluso para los yates de recreo.
La encuesta final de la MAIB se espera para los próximos meses.

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