Maeva i Moorea ! O bien, bienvenido a Moorea en tahitiano.
Moorea, como muchas de las Islas de la Sociedad, es una mezcla perfecta de las elevadas montañas verdes de las Marquesas y las idílicas lagunas de las Tuamotus.
Nos advirtieron que Moorea es la isla de las ballenas a partir de agosto. Vienen en masa alrededor de la isla para reproducirse y luchar. Pensamos: "¡Genial, podremos ver algunos géiseres!" Pero nuestra tímida esperanza se convirtió muy pronto en una observación forzada de gigantescos monstruos marinos que salían disparados a pocos metros de la proa, dándonos apenas tiempo para girar, con las piernas temblando de miedo, antes de desaparecer para reaparecer a pocos metros. Para los que se preguntan por qué hay que tener miedo a las ballenas, que son animales inofensivos, me gusta recordarles que también son los mamíferos más grandes del mundo y que si se golpea una, ¡puede doler mucho! Pero a pesar del miedo, es un espectáculo increíble ver a estas criaturas evolucionar en su entorno natural. Nos sentimos muy pequeños ante ellos: ¡una buena lección de humildad!
Moorea es también la isla de las piñas, un cultivo que contribuye mucho a la economía de la isla. Es la primera vez que vemos cultivos reales en la Polinesia. En las Marquesas, los frutos crecían de forma anárquica a lo largo de las carreteras, en los jardines o en medio de las montañas, pero aquí pudimos observar muchos campos de piñas bien organizados, ocasión para descubrir que las piñas crecían en el suelo y no en los árboles...
En tierra tuvimos un maravilloso paseo entre los puertos y las numerosas crestas que ofrecen las alturas de Moorea. Al fondear disfrutamos del continuo espectáculo en la laguna donde observamos muchas especies de peces, pero también rayas y algunos tiburones!
En resumen, Moorea fue un buen calentamiento que nos dio ganas de descubrir el resto del archipiélago de la Sociedad