Marc Thiercelin, figura emblemática de las regatas oceánicas, reveló el jueves 28 de noviembre en una entrevista a Le Figaro un audaz proyecto para la Vendée Globe de 2028. Su objetivo: demostrar que es posible construir y navegar un velero de altas prestaciones, respetuoso con el medio ambiente y alejado de materiales tradicionales como el carbono. Este proyecto plantea cuestiones técnicas y filosóficas sobre el futuro de las regatas oceánicas y de la vela.
Un Imoca verde
Construir un yate de madera para una regata tan exigente como la Vendée Globe puede parecer nostálgico. Pero Marc Thiercelin se niega a mirar hacia atrás. Su futuro Imoca, de 18,28 metros de eslora, se construirá con materiales alternativos: casco de madera, resinas de origen biológico, velas de cáñamo y accesorios interiores de bambú. Estas opciones reducirán las emisiones de CO2 durante el proceso de fabricación en un 70% en comparación con un barco de carbono.
El navegante quiere demostrar que el rendimiento ya no tiene por qué ser a costa del planeta: " No vamos a volver a la lámpara de aceite, pero podemos allanar el camino para el futuro de la vela ", explica.
La reducción de costes, clave
Además de los beneficios medioambientales, la construcción de este yate también pretende controlar los costes. Un Imoca de carbono estándar requiere un presupuesto de unos 3,5 millones de euros para el casco. Marc Thiercelin calcula que este coste se reducirá a 1,9 millones gracias al uso de materiales más asequibles. Con un presupuesto total estimado de 5 millones de euros para este proyecto, este planteamiento podría hacer más accesibles las regatas oceánicas a otros navegantes, al tiempo que daría a conocer nuevas soluciones dentro de la industria náutica.
El apoyo de expertos reconocidos
Para hacer realidad este reto, Marc Thiercelin está trabajando con renombrados arquitectos navales, entre ellos Gildas Plessis y Renaud Banuls conocido por sus innovaciones en diseño náutico. Este equipo se ha comprometido a revisar todos los elementos del barco, conservando al mismo tiempo los componentes tradicionales cuando la seguridad lo exige. Para la medición, el mástil y la quilla seguirán siendo piezas de diseño único.
Estos expertos también aportan su experiencia en el uso de materiales de base biológica, que ya se han probado a menor escala en algunas regatas. El proyecto podría sentar así las bases de una nueva era en el diseño de yates de regata.
Entre un reto deportivo y una iniciativa personal
Este proyecto refleja también un viaje personal de Marc Thiercelin. Formado como ebanista en la Escuela Boulle antes de convertirse en marinero, ha redescubierto aquí su pasión por el trabajo de la madera. "tras 11 años de construcción, c ste será el primer barco de madera de mi carrera. Se cierra el círculo "Estudió ebanistería y marquetería en la École Boulle de París cuando era joven. A sus 68 años, en 2028, este desafío representa una doble aventura: navegar en un barco único y demostrar que aún es posible reinventarse a cualquier edad. Su compañero Estelle Denis que sigue con entusiasmo este proyecto, compartió lo siguiente en sus redes sociales: " Cree siempre en tus sueños más salvajes... "Es un mensaje sencillo pero profundo de apoyo a su pareja.
Ambiciones mesuradas para la Vendée Globe
Puede que Marc Thiercelin no aspire a la victoria, pero espera dejar huella. Para él, la Vendée Globe no es sólo una competición, sino también un escaparate para sensibilizar al público y a la industria sobre cuestiones cruciales. " En la Vendée Globe, hay quienes se proponen ganar y quienes quieren emocionar a la gente ", resume. Este proyecto, a medio camino entre el reto deportivo y el compromiso con el medio ambiente, bien podría redefinir los criterios de éxito en este tipo de carreras.