Muebles procedentes de restos de veleros de regatas oceánicas


Brutalux obtiene sus materias primas de los aparcamientos de los astilleros y de las bases técnicas. Uno de los ejemplos más emblemáticos es la proa del trimarán Gerónimo, que ganó la Jules Verne con Olivier de Kersauson. Cuando el barco pasó a manos de Thomas Coville, el equipo sustituyó el mástil y el casco central.

Antes de desguazar el casco, el equipo de Brutalux recortó algunas piezas y las convirtió en muebles. Lo mismo ocurrió con un larguero sobrante de la desarboladura del Sodebo, que se recuperó para su reciclaje.

El resultado son piezas atípicas de una sola pieza en carbono de alto módulo, con una estructura ligera que se presta sorprendentemente bien al mobiliario interior. Estos elementos ultratécnicos han sido cuidadosamente secuestrados y se les ha dado un toque crudo, a menudo sin añadidos superfluos: los remaches, el grosor del sándwich y los restos de pintura cuentan la historia de la carrera.

Una estética radical

Lejos de las líneas suaves de los muebles clásicos, cada creación Brutalux muestra con orgullo sus cicatrices. A menudo, las piezas están firmadas directamente sobre el material, conservando rastros de las marcas originales, el logotipo de un patrocinador o colores con pátina de sal.

Esta elección estética refleja el deseo de no ocultar nada del pasado de los materiales, al tiempo que se reivindica un mobiliario funcional, duradero y con sentido.

Una colección de edición muy limitada

Cada mueble Brutalux es único e irreproducible, ya que procede directamente de piezas originales a menudo singulares o muy raras. Este carácter exclusivo atrae a los apasionados del mar o a los que simplemente aman el diseño narrativo.

Brutalux ofrece una nueva forma de aunar interiorismo y cultura náutica, dando una segunda vida tangible a los barcos que han marcado la historia de las regatas oceánicas.