Después de pasar 6 meses en la Francia metropolitana, Hugo regresa a bordo de su Ecume de Mer, anclado en un "agujero de ciclón" en Martinica. Bien amarrado en el manglar, protegido bajo una lona, Hugo ha vuelto a su barco al que tanto tiempo dedicó a la renovación.
Pero si el barco no se ha movido, bien sujeto por su taladro de cabos de amarre (¡21 cabos de amarre en total!), es el motor el que no quiere oír nada. No tiene más compresión. Probablemente los anillos estén agarrotados. Así que Hugo decide remolcar su velero con su bote neumático durante 2 millas para acercarlo al puerto deportivo y poder retocar más fácilmente el motor.
Invernar su barco, aunque se prepare lo mejor posible, no siempre está exento de riesgos. Prueba de ello es que Hugo, que había desmontado todos sus aparejos hasta el punto de desarmar sus líneas, se encontró con problemas mecánicos.
Esperemos que el próximo episodio nos muestre el motor en camino.