Cuando se diseñan faros, aunque su arquitectura sea muy variada, a veces se acaba reconociendo la nacionalidad de un faro por su estilo. Buscas los faros excepcionales, los que puedes clasificar como "plus". Me detuve en el faro de Cabo Branco porque pertenece a esta última categoría: con sus 800 metros, es el cabo más oriental de Brasil y de América, según dicen. Aunque dicen que es uno de los lugares más visitados de la capital del estado brasileño de Paraiba, João Pessoa, el edificio es más un amargo que un faro.

Pero aparte de contarte que el edificio fue diseñado por Pedro Abraão Dieb, profesor del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Federal de Paraiba fallecido en 2007. Y que esta torreta triangular de 18 metros de altura fue encargada en 1972. Aparte de decirle que tiene un estilo muy especial y casi único, con sus tres puntas triangulares de hormigón a 3,50 metros de su base. Nada más que saber, o quizás dos naufragios frente a este cabo: un bergantín español, el Gulezon en 1640 y el Ceres en 1903 (un barco del que sólo sé el nombre).
Sin embargo, hay algunos faros más monumentales en la zona, como el de Calcanhar, situado en la "Esquina do Brasil" también conocida como la "esquina de Brasil". Es decir, en el extremo nordeste del país. Con 63 metros de altura, esta torre es uno de los veinte faros más altos del mundo, y el segundo más alto de Brasil.

Pase lo que pase, es muy probable que éste sea el último faro de la costa brasileña por el que pasen los competidores de la Vendée Globe en su camino hacia los vientos alisios que les llevarán hasta Europa.