" Todo capitán está obligado, en la medida en que pueda hacerlo sin grave peligro para su buque, su tripulación o sus pasajeros, a prestar auxilio a cualquier persona, incluso enemiga, que se encuentre en el mar en peligro de perderse. "
Convenio de Bruselas, 1910. Artículo 11.
Usted es el capitán. Por lo tanto, la responsabilidad de proporcionar esta asistencia a cualquier persona es suya. Nuestra responsabilidad.
Una sorprendente falta de respuesta de las instituciones
Teniendo en cuenta estos principios, hemos intentado tomar las recomendaciones de los actores dominantes en la gestión de estos eventos, es decir, las organizaciones no gubernamentales. De respuesta en respuesta, incluso la más preocupada y comunicativa de estas organizaciones, SOS Méditerranée, no pudo responder a nuestra solicitud de asesoramiento.

No solemos tomar partido político. Salvo que en este caso, el silencio de las instituciones es ensordecedor. ¿Las rencillas de la capilla, las subvenciones o las donaciones han podido con el comportamiento humano?
En cualquier caso, como la película Styx Si estás en un barco, la posibilidad de enfrentarte a una embarcación llena de personas que huyen de su región es real. En este caso, es habitual que se encuentre con un barco abarrotado. Este barco estará lleno de personas enfermas, con mala salud y en peligro inmediato de muerte.
El deber de advertencia
No puedes, y sobre todo no debes, no hacer nada. Sea cual sea la zona en la que se encuentre, su obligación es alertar a los servicios de emergencia. La CRUZ en primer lugar. Con todos los medios a su alcance, informe de la situación a las autoridades que organizan el rescate. Al permanecer en la zona, también ayudará a localizar la catástrofe con certeza y precisión.
Usted no es juez ni abogado, al alertar a las autoridades sólo está aplicando el deber internacional definido por la ley de preservar la vida en el mar. Usted ha aceptado, al convertirse en navegante, este derecho y esta responsabilidad. Punto y aparte.
Una alerta clara
Una vez que haya alertado, tendrá que localizar de forma fiable la embarcación en cuestión para garantizar que el equipo de rescate pueda responder. De la misma manera que lo harías con cualquier otra embarcación, haz un reconocimiento de la misma e indica su posición con respecto a ti. Indique su rumbo y dirección. Con unos prismáticos, intente contar el número de personas a bordo, ya que los recursos desplegados variarán en función de si hay que rescatar a 5, 50 o 500 personas.
Es una herramienta que se pone en marcha y que permite actuar a las personas adecuadas.
Al hacerlo, estás salvando vidas, no denunciando a nadie.
La responsabilidad de elegir cómo intervenir
Las autoridades, CROSS o MRCC, no le darán una orden, sino asesoramiento. Indicarán un abanico de posibilidades. Al final te dirán las mejores alternativas, para evitar las peores. Pero, en cualquier caso, como capitán a bordo, eres responsable de tus actos y sus consecuencias.

Sin embargo, el dilema sigue siendo desgarrador. Por un lado, nos gustaría salvar a todas las personas a bordo de estos barcos. Por otro lado, la ley nos obliga a hacerlo sólo si nos mantenemos seguros.
Sin embargo, la ley no nos impone la moral.

Las mujeres y los niños primero
No te acerques a la embarcación de forma desmedida. Es posible que despierte esperanzas y anime a algunos desafortunados a lanzarse por la borda en un intento de alcanzarle. Si su embarcación no es lo suficientemente grande para transportar el número de personas en peligro, existe el riesgo cierto de que tenga que tomar decisiones dramáticas a la hora de rescatarlas.
En otras palabras, si algunas personas desesperadas se lanzan al agua para unirse a tu barco, puede que tengas que elegir a quién salvar...
Del mismo modo, es posible que no tenga las habilidades o el equipo adecuado para ayudar a las personas que han sufrido de forma sanitaria. No te improvises como rescatista o rescatado, podrías hacer mucho más daño que bien.
No te vayas, no los abandones
Quédate en la zona hasta que tengas a la vista una operación de transporte de refugiados desde su barco a una embarcación más fiable. Haz fotos de lo que veas, la matrícula del barco, su nombre... Cualquier cosa que pueda informar de lo que está pasando.
En el camino de vuelta, habla
De vuelta al suelo, habla. Explique lo que vio, lo que experimentó y cómo lo vivió. Esta reunión no es pequeña. Puede que no vuelvas a ver a ninguna de las personas que ayudaste a salvar. Puede que no sepas si has salvado uno, diez o quinientos...