El material necesario
Elige una cuerda de buena calidad. Coge un buen cuchillo, un rollo de cinta adhesiva y un soldador para quemar los extremos de las cuerdas sintéticas. Si eso no es suficiente, una llama de mechero servirá.

Deshacer los hilos
Coloca una tira de cinta adhesiva a unos 20 cm del extremo de la cuerda y desenróllala hasta este tope. Si los extremos de los hilos tienden a deshilacharse, caliéntalos con un soldador.

Creando el ojo de la cuerda
Utilice la cuerda para formar un ojo del tamaño deseado. Coloca los hilos sueltos contra la cuerda, uno en la parte superior y los otros dos a cada lado. Deben mantenerse así durante la primera pasada. Para ayudarte con los primeros intentos, te recomendamos que ates los dos hilos sueltos bajo la cuerda mientras deslizas el tercero en su lugar.

Primera pasada
Pase el hilo por debajo de una hebra de la cuerda. Al retorcer la hebra se abre y facilita el paso. Para garantizar un trabajo limpio, procura mantener la hebra bien retorcida entre dos dedos. Si el resultado no es del todo satisfactorio, retuerza el hilo antes de que el progreso del trabajo no lo permita.

Los hilos de arriba euros de abajo
Haz lo mismo con las otras dos hebras, siguiendo el camino más natural. Al final de la primera pasada, apriete el conjunto y compruebe, girando la cuerda, que cada cordón pasa por debajo del cordón derecho y que salen en un ángulo de 120°. En este punto, la cinta ya no es necesaria y puede retirarse.

Trenzado
A continuación, sigue trenzando de la misma manera, teniendo cuidado de pasar por encima de un mechón antes de pasar por debajo del siguiente. Aprieta bien al final de cada pasada y sigue retorciendo los hilos sobre sí mismos para dar un buen aspecto y la máxima fuerza al conjunto. Con tres o cuatro pasadas se garantiza que el ojo sea tan fuerte como la propia cuerda.

Acabado
Una vez que se haya asegurado de que todo está en orden, de que cada hebra está en el lugar correcto y de que el empalme está bien apretado, retuerza la cuerda con firmeza en el empalme. Esto asegurará que los hilos estén bien casados con los hilos y podrá ver la uniformidad de su trabajo. A continuación, corta los hilos sobrantes con un cuchillo afilado.

Soldadura
Por último, calentar los extremos de los hilos para que se suelden entre sí. Esto evitará que se deshilachen. Aquí es donde entra en juego un soldador, pero una cuchilla calentada con llama puede servir.
