Entrevista / La Rochelle en velero Airbnb: ¿una invitación a la aventura marítima?

Merinos, amarrados en el Port des Minimes © Airbnb

Renovar un velero lleva tiempo y dinero, y es bien sabido que a veces los marineros están tan arruinados como el trigo. Así que, para rentabilizar su inversión, Tom y Marjolaine, propietarios de Merinos, un Kelt de 7,60 m construido en 1983, decidieron alquilar su monocasco amarrado en el puerto de Les Minimes, en La Rochelle, para pernoctar en Airbnb. He aquí una nueva forma de interesar a los viajeros por la vela y el mundo náutico.

Centro neurálgico de nuestro encuentro, el puerto deportivo de Minimes, en La Rochelle, es uno de los más grandes de Europa, con más de 5.000 amarres y 15 km de pantalanes, y acoge una miríada de yates de todos los horizontes. Entre ellos, Merinos, el Kelt de 7,60 m que Tom y Marjolaine ofrecen en alquiler en Airbnb. En el pantalán que conduce a su yate, nos encontramos con una pareja dispuesta a darse un capricho un poco más inusual: Lise, de 24 años, y Jérémy, de 25. Dos días y una noche, un lapso de tiempo fugaz, pero suficiente para dejarse atrapar por la experiencia de la vida de un navegante.

¿Por qué ha elegido un velero en lugar de un alojamiento "clásico" para su estancia en La Rochelle?
Lise: Esta escala nos la ofreció una amiga que ya había pasado una noche en un barco en La Rochelle. Como mi marido es un apasionado de los veleros y yo soy originaria de Bretaña, este regalo fue una elección obvia para nuestro amigo. Fue nuestra primera noche en un velero, ¡y sin duda no será la última!

¿Cómo fue dormir sobre el agua y despertarse en el puerto de La Rochelle?

Lise: Nos encantó vivir y dormir a bordo de un barco; despertarnos con el sonido de los mástiles crujiendo suavemente y el grito de las gaviotas fue una experiencia muy envolvente. Fue agradable y un cambio de aires. El barco era estable: en cuanto nos acostamos no sentimos que el barco cabecease. En cuanto a la vida a bordo, lo que más nos impresionó fue la "vuelta a lo básico": ¡todo tiene su importancia! No hay lugar para lo superfluo en este tipo de alojamiento.

Une organisation méticuleuse à bord © Airbnb
Meticulosa organización a bordo © Airbnb

Como visitante de La Rochelle, ¿cree que la opción de Airbnb en el puerto le ha brindado la oportunidad de sumergirse más de lleno en la cultura marítima de la ciudad?

Lise: Sí, pasar una noche en un velero nos hizo querer saber más sobre la vida marítima de La Rochelle, así que fuimos a visitar el Museo Marítimo, no lejos del puerto, con su impresionante flota patrimonial de nueve barcos y exposiciones en tierra. Aunque no tuvimos ocasión de participar en ninguna actividad marítima, tenemos previsto visitar el famoso Fuerte Boyard en nuestro próximo viaje. A falta de excursión marítima, disfrutamos de agradables momentos en la cubierta exterior del barco: charlando, leyendo y jugando a las cartas. ¡Un interludio en el tiempo!

La quiétude de l'instant © Lise
La paz del momento © Lise

¿Le ha despertado esta experiencia el deseo de aprender más sobre la vela y el mundo náutico?

Jérémy : Tuvimos la oportunidad de hablar con nuestros anfitriones sobre el modelo de barco y las costosas renovaciones que llevaron a cabo en su yate: refit, reparaciones de jarcia y reforma interior. ¡Los resultados son inmejorables! Además, ofrecer Merinos como Airbnb les permite no sólo seguir viviendo su pasión, sino también compartir esta experiencia única con viajeros como nosotros. Para Lise y para mí, fue un auténtico regalo del cielo poder aprovecharlo Siempre he querido tener un velero, y este viaje me lo ha confirmado. Ahora sólo me queda aprender a navegar Tengo previsto sacarme la licencia costera en un futuro próximo.

Lorsque l'heure dorée approche © Airbnb
Cuando se acerca la hora dorada © Airbnb

Al abrir las puertas de su yate para el alquiler, Tom y Marjolaine brindan a los viajeros entusiastas la oportunidad de participar en una experiencia auténtica y saborear los inicios de la vida en el mar. Ayer, mientras el sol se ponía en la cubierta del Merinos, Lise y Jérémy degustaron unas ostras locales con un refrescante vino blanco... En este ambiente de aperitivo, nos confiaron que ya habían hablado juntos de sus aspiraciones de independencia y de viajar por el océano.

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