Editorial / Soledad y autonomía en el mar: ¿un recuerdo lejano o un futuro deseable?

Las acusaciones de routing en la Vendée Globe y las denuncias anónimas que las acompañan tienen al menos el mérito de volver a poner en el centro del debate la cuestión de la comunicación entre los barcos y la orilla, y su necesidad. En las regatas oceánicas, como en la vela, las aspiraciones de los navegantes podrían cambiar.

Comunicar, pero ¿para qué?

Los marineros siempre han intentado comunicarse, transmitir información desde sus barcos. Primero utilizaron banderas para comunicarse con otros barcos visibles en el horizonte. La radio marcó entonces un punto de inflexión al permitir los mensajes orales entre barcos, y luego la radioafición de onda larga. Siguieron los teléfonos por satélite, y hoy los barcos mejor equipados, como los de las grandes regatas oceánicas, utilizan Internet casi como si estuvieran en casa.

Pero, ¿qué hacer con tanto ancho de banda? La capacidad de enviar un mensaje de socorro no tiene precio ni discusión. El acceso a los datos meteorológicos más fiables y precisos es un elemento de seguridad innegable. Pero, ¿qué ocurre después?

El nuevo "asunto Crémer Le Turquais" en torno a las sospechas de asistencia en la Vendée Globe 2020, compuesto por denuncias anónimas e imágenes de comunicaciones de WhatsApp, no pinta bien para el mundo de la vela. El jurado oficial decidirá si se han respetado las reglas. Como observador, nos contentaremos con constatar la inflación de la comunicación, aunque las inmersiones en los archivos de la Vendée Globe y la llegada de Alain Gautier demuestran que patinar no es nada nuevo Cuando se puede comerciar con tierra casi como si se estuviera en casa, ¿qué se busca en el mar?

¿El aislamiento sigue en el orden del día?

El éxito de las carreras a la antigua usanza es quizás indicativo de una especie de nostalgia por una época en la que la comunicación era más limitada, aunque los vídeos y los mensajes a bordo sigan estando a la orden del día. Anticuado, pero no demasiado...

La fascinación por los faros y el retiro de sus guardianes es quizá otra pista. Cuando desembarcó en Kéréon, el empleado de Faros y Balizas sabía que se aislaba del mundo en un entorno hostil. ¡El tumulto del mar es más ruidoso que los medios de comunicación!

Pero volviendo al navegante aficionado, a menudo es para cambiar de aires que echa amarras. Así que si el medio de transporte cuenta, con una cometa como la Steeler 50 tanto si navega de forma tradicional como si lo hace a motor, quizá sea la desconexión lo que marque la diferencia. El cursor de comunicación del futuro aún está por inventar, ¡pero navegar hacia delante ya no es la única perspectiva!

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