Belem, la vida moderna y la Fundación Belem

Este es el final de la larga historia del Belem. A su regreso a Francia, el Belem recupera su nombre original y se somete a una profunda remodelación para convertirse en buque escuela civil y embajador de Francia.

El Belem regresa a su tierra natal

En 1979, el Belem fue adquirido por la Caisse d'Epargne, con el apoyo de la Marina francesa, y recuperó su nombre original, en homenaje a su prestigioso pasado. En 1980, la Caisse d'Epargne crea la Fundación Belem, reconocida de utilidad pública. La Caisse d'Epargne donó el barco a la fundación, que decidió convertirlo en un buque escuela civil. Para ello, fue necesario realizar obras de renovación para que la goleta de tres mástiles pudiera volver a navegar. Las obras fueron dirigidas por Jean Randier, antiguo oficial de la marina mercante (historiador marítimo, experto en antigüedades navales francesas y autor de libros y novelas sobre historia marítima y el mundo del mar) y director de la Fundación Belem.

Tras una primera serie de obras en Brest, el Belem se trasladó a París para atraer la atención de los medios de comunicación e implicar a un gran número de voluntarios, como Daniel Jéhanno, taxista de origen bretón, que se convirtió en parte integrante de la aventura del Belem. En 1984, el Belem obtuvo el título de Monumento Histórico y en 1985, Jean Randier fue nombrado primer comandante por la fundación, y Daniel Jéhanno, bosco (del inglés bosseman que era el capataz encargado del bosse, el último cabo que sujeta el ancla antes de soltarla. En la marina francesa, el bosco es el jefe de la "tripulación de maniobra" y suele ser un oficial naval superior*).

Un buque escuela para descubrir la vida de un marinero

En 1987, tras cinco años de trabajo, el Belem se transformó en buque escuela y pudo acoger al público a bordo. Cada año, de abril a septiembre, 1.200 marineros vienen a aprender a manejar un barco de tres mástiles con un faro de cabeza cuadrada, y a experimentar la vida como parte de una tripulación. Hoy es uno de los últimos grandes barcos del siglo XIX th barco del siglo XX que sigue dando la vuelta al mundo. Durante estas aventuras, los aprendices de marinero son supervisados por 16 tripulantes de la marina mercante y descubren la vida cotidiana de los marineros a bordo.

En 30 años, el Belem ha acogido a bordo a 35.000 aprendices y es el velero más grande del mundo que recibe al público en viajes oceánicos. También hace muchas escalas en Francia, donde desempeña su papel de museo. En 2014, 30.000 personas visitaron el velero de tres mástiles.

El Belem, buque embajador

El 4 de julio de 1986, el Belem viajó a Nueva York para participar en las celebraciones del centenario de la Estatua de la Libertad.

En 2002, la Fundación Belem, con el apoyo de su mecenas, organizó un viaje conmemorativo por las rutas atlánticas que el buque recorrió en sus primeros viajes. Casi 100 años después de su partida, el Belem entró en el puerto de Belém do Parà. El 8 de mayo de ese mismo año, zarpó rumbo a St Pierre de la Martinique con motivo del centenario de la erupción del monte Pelée.

En 2008, representó a Francia en la celebración del 400 aniversario de su independencia th aniversario de la fundación de Quebec por Samuel de Champlan. En 2012, representó a Francia en el Jubileo de Diamante de la Reina Isabel II en Londres y en los Juegos Olímpicos.

En 2014, viajó a Venecia para celebrar su pasado italiano y rendir homenaje a su mecenas, el conde Vittorio Cini. Fue el primer buque francés que entró en el arsenal de Venecia, abierto al público en aquel momento.

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