El libro de registro, ¿por qué referirse a él?

El cuaderno de bitácora está incluido en la lista de armamento y equipo de seguridad necesarios para la navegación en la costa (a más de 6 millas de un refugio). Hoy en día, es descuidado por muchos navegantes, mientras que en los días en que el GPS no existía, tenía sentido. Explicaciones.

Un documento obligatorio de la navegación media

En primer lugar, es obligatorio por ley. El texto de la División 240 que regula la navegación de recreo es claro en este punto: "La sección 240-2.07 de la División 240) describe el diario de navegación como "un cuaderno de bitácora con elementos relevantes para el seguimiento de la navegación y la seguridad del buque"

Pero su contenido es mucho menos didáctico, a diferencia de la versión anterior del reglamento.

Un poco de historia...

Durante mucho tiempo, el principal interés de llevar un cuaderno de bitácora era ayudar a calcular el tiempo muerto. Recuerde que hubo una época que los menores de veinte años no pueden conocer en la que no llevábamos GPS a bordo... ni en los bolsillos

La navegación se basaba en los rumbos costeros y astronómicos, y en ausencia de líneas costeras o estrellas, reinaba la navegación a ojo.

Así pues, había que seguir su navegación con rigor, haciendo un punto regular en la carta y consignado en el cuaderno de bitácora, al que se añadían los acontecimientos vividos, a riesgo de perderse rápidamente.

Luego, hace unos veinte años, llegaron los primeros dispositivos GPS a nuestros barcos y cambiaron mucho nuestra relación con el posicionamiento. Podríamos saber nuestra posición en unas decenas de metros, ¡qué revolución!

Así, el cuaderno de bitácora dejó de ser una herramienta indispensable para la navegación y se convirtió en una ayuda de seguridad para recuperar el control en caso de fallo del GPS.

Pero como las averías son cada vez más raras y los GPS se acumulan en nuestros bolsillos y en las mesas de cartas, nuestra relación con el cuaderno de bitácora ha cambiado mucho. Hoy en día, puedes ver tu posición y rumbo en un mapa electrónico con sólo mirar la pantalla.

En 20 años, la abundancia de GPS ha hecho que el mantenimiento riguroso del cuaderno de bitácora quede desgraciadamente un poco obsoleto. Pero no olvidemos que este cuaderno de bitácora sigue siendo un testigo indispensable de la navegación realizada por la tripulación y su barco.

Así que no dudemos en retomar esta vieja costumbre y enriquecerla con experiencias que hagan feliz el crucero, como un momento compartido con delfines, una brillante puesta de sol o una memorable basquaise de pollo.

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