Más computadoras a bordo
Enfrentado a problemas informáticos desde la mañana del jueves 10 de diciembre, Fabrice Amédéo se dirigió al norte para intentar reparar sus dos ordenadores de a bordo. Privado de su equipo, sólo el GPS le permite conocer su posición en el mar. El daño ocurrió cuando navegaba en la 21ª posición con vientos de 25 a 35 nudos y mar gruesa.
"Nuestros barcos hidroala son diabólicos con vientos fuertes", explica Fabrice. Quiero ser capaz de navegar según un principio que siempre ha sido mío: como buen marinero y con la sensación de tener el control de mi seguridad y la de mi barco"
Así que decidió ir a Ciudad del Cabo en su turno y abandonar la carrera. "Es muy difícil de soportar"
Como recordatorio, el capitán tuvo que regresar unas horas después de la salida del 8 de noviembre debido a los daños en el mástil. Después de dos días de reparaciones, estaba de vuelta en la carrera.

Las palabras del capitán
"Queridos amigos. Mi barco está bien. Nos cuidábamos mutuamente y yo me encargaba de algunas cositas en el instituto de Santa Elena. Mi barco está bien, pero desde ayer está ciego: debido a un nuevo problema informático, ya no puedo descargar los archivos meteorológicos, calcular la trayectoria óptima, la más rápida posible, pero también a veces la más sabia posible. Ante este obstáculo irremediable en mi camino, tengo dos opciones: detener mi Vendée Globe aquí o continuar. Es posible continuar a la antigua usanza, sin ninguna información y así cruzar el Océano Austral. Dejándome empujar por los elementos durante un mes hacia el Cabo de Hornos. Pero nuestros hidroalas son diabólicos con vientos fuertes y quiero poder navegar según un principio que siempre ha sido mío: como buen marinero y con la sensación de tener el control de mi seguridad y la de mi barco. Por lo tanto, he decidido detener mi Vendée Globe en Ciudad del Cabo. Es una decisión que fue difícil de tomar, pero que estoy tomando a bordo. Soy muy infeliz, pero sé que me voy a recuperar. Me gustaría agradecer y pensar mucho en mis socios, a los que soñé con ofrecer un final en Les Sables-d'Olonne, como una pequeña luz al final del túnel en este año 2020, que ha sido complicado para todos. También doy las gracias a mi equipo técnico que hizo un gran trabajo. La Vendée Globe cuenta historias de vida y el fracaso es una de ellas. Voy a digerir este fracaso, que me hará crecer y volver más fuerte y sólido"