Cada año, la misma agitación en todos los puertos de Francia, Navarra y más allá. En cuanto marzo trae sus primeros rayos de sol, las entradas del puerto se saturan de sorprendentes sombras en trajes desechables: los navegantes.

Yo también me apunto
Yo seré parte de ello. Si los dioses del tiempo están de mi lado, me encontrarás en el dique seco, vaciando el maldito depósito que me dio tantos problemas la temporada pasada que no pude disfrutar de mi temporada. Pero no es dramático. Lección aprendida, voy a rehacer mi línea de combustible y mi dos tiempos funcionará correctamente. Todos pasamos por estas cosas triviales para arreglar, gestionar y volver a poner en nuestros barcos para que sean lo mejor posible.
Como mínimo, para convertirlos en naves que favorezcan nuestros propósitos.
Vamos a divertirnos
Es una gran época del año para botar nuestros barcos. Y nunca ha habido mejor momento para hacerse a la mar con la familia o los amigos, entre nosotros, para disfrutar de la libertad sin límites -o casi- que nos ofrece el mar. El precio de esta libertad es bastante modesto si se mira con atención. Dotarse de algún equipo de seguridad (chaleco salvavidas, cohetes, carta marina...) nos da la posibilidad de recorrer el mundo o, más modestamente, de trazar círculos en el agua.

Somos libres
En contra de la cantinela actual, no estamos perdiendo nuestra libertad ni nuestra capacidad. Estamos invitados a proteger a todos y cada uno. Como estamos acostumbrados a hacer como navegantes. La única diferencia esta temporada es que tenemos que compartir nuestros chalecos salvavidas convertidos en máscaras con algunas personas más. Con todo el mundo, de hecho.
Más lejos, pero juntos
Nunca ha habido un mejor momento para reconectar con otros navegantes, e incluso más allá de nuestra comunidad. Como ciudadanos, vamos a tener que participar en la recuperación del sistema. Todos tenemos los medios para hacerlo. Comprando en el Shipchandler local lo que queríamos pedir en Wish. Al ir a comprar pan al panadero del puerto donde estaremos anclados en julio. Explicando, además, a nuestros vecinos de pantalán que es para protegerlos, que mantenemos un poco más de distancia con ellos cuando les ayudamos a atracar. Por último, sólo dar las gracias a la capitanía del puerto por ocuparse de revisar los amarres del barco este invierno.

Formidable solidaridad
La tradición de solidaridad y ayuda mutua de las gentes del mar, de la que tenemos el honor de formar parte, ha salido a la luz pública en los últimos meses. La SNSM, nuestra Institución de Salvamento Marítimo, ha abandonado sus pontones para venir a participar en la organización y el funcionamiento de los centros de pruebas del COVID. Esta solidaridad voluntaria honra a todos los miembros de la asociación y nos encomienda a seguir siendo, navegantes, profesionales del mar, barqueros así como pescadores, dignos y orgullosos de pertenecer a esta gran familia del agua, tanto salada como dulce.

Homenaje(es)
Este fin de semana y los siguientes, nos apresuraremos a encender nuestros motores, izar nuestras velas y divertirnos. Permanezcamos cautelosos y atentos a todos aquellos que, en su carne, en su alma, en sus familias, en su profesión o en su actividad voluntaria, han sufrido, sufren o sufrirán, mucho más que nosotros, este periodo.
En su honor, vamos a divertirnos. Un montón de diversión. Una alegría comparable a la que sentimos la primera vez que hicimos flotar nuestros barcos.
Después de todo, eso es lo que significa ser un navegante.
Que tengan una gran y exitosa temporada juntos!