Un fallo del motor o del timón, un problema de salud a bordo o incluso encallar son situaciones que pueden llevar a un navegante a solicitar ayuda para remolcar su embarcación. Aunque la idea de encontrarse en dificultades en el mar pueda parecer preocupante, con una preparación adecuada y los reflejos adecuados, se puede abordar un remolque con tranquilidad. He aquí los pasos a seguir para que la operación se desarrolle sin contratiempos.

Solicitar una grúa: saber a quién dirigirse
En caso de problema grave a bordo, el reflejo natural es pedir ayuda. Sin embargo, no se trata simplemente de "pedir un remolque". El primer paso es ponerse en contacto con el CROSS en el canal 16 de radio VHF y enviar un PAN PAN. Ellos evaluarán la situación y determinarán si es necesario el remolque.
La prioridad es garantizar la seguridad de todas las personas a bordo. El CROSS y la SNSM se centran ante todo en salvar vidas humanas antes de ocuparse de la embarcación en dificultades. Como primera medida, se les pedirá que faciliten información precisa sobre el estado de salud de la tripulación y que se aseguren de que todos llevan puesto un chaleco salvavidas.
Preparación de la información: comunicación con el remolcador
Una comunicación clara y detallada es esencial durante una operación de remolque. Una vez que todos estén a salvo, es esencial dar a la empresa de remolque toda la información posible sobre tu embarcación: eslora, peso, tipo de casco, modelo y, sobre todo, la naturaleza de los daños (avería del motor, entrada de agua, timón dañado, etc.).
Cuantos más detalles facilite, mejor podrán evaluar los riesgos los equipos de salvamento y garantizar que el remolque se realiza de forma segura. Si tu embarcación presenta alguna característica estructural (cornamusas frágiles, cubierta dañada), comunícalo rápidamente.

Contratos de remolque y asistencia: ¿cuáles son las diferencias?
Una fase del proceso que a menudo se pasa por alto, pero que es crucial, es el acuerdo sobre el contrato de remolque. Contrariamente a la creencia popular, esta operación no siempre es gratuita. Cuando el objetivo no es salvar vidas humanas sino poner a salvo su embarcación, el remolque puede dar lugar a un pago.
El remolque, tal como lo define la legislación marítima, es la acción por la cual el capitán de un buque remolcador acepta, a petición de un buque en dificultades, asumir la dirección y el control de este último. En cambio, la asistencia, espontánea o solicitada, tiene por objeto intervenir ante un buque amenazado de pérdida, tanto si el peligro es inmediato como potencial.
En ambos casos, estas operaciones no son gratuitas. El remolque implica la firma de un contrato de alquiler de servicios, con una tarifa fija basada en los medios utilizados, la distancia a recorrer y el tamaño de la embarcación. Por lo tanto, es vital comprobar con su aseguradora si su póliza cubre este tipo de situaciones. En el mar, varios actores pueden ofrecer servicios de remolque, pero la elección del remolcador depende exclusivamente del solicitante.
La asistencia, en cambio, implica un cálculo diferente de la remuneración. El importe debido al asistente tiene en cuenta criterios precisos, como los riesgos asumidos, los esfuerzos realizados, los medios desplegados y el valor de los bienes rescatados. Por tanto, este tipo de intervención puede dar lugar a una remuneración más elevada que una simple operación de remolque.
Cualquier embarcación que se encuentre en las inmediaciones puede ofrecer remolque o asistencia, pero el navegante sigue siendo libre de aceptar o rechazar la oferta, siempre que el rechazo esté justificado y sea razonable. Cuando se solicite asistencia o remolque, el CROSS emitirá un mensaje de radio para pedir ayuda en la zona.
Las condiciones de pago del remolque o la asistencia deben negociarse directamente entre el demandante y la parte implicada, ya sea una empresa privada, un particular, los servicios gubernamentales o la SNSM.
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La seguridad ante todo: comprobaciones de remolcadores
Antes de remolcarlo, el bote salvavidas hará varias pasadas alrededor de su barco. El objetivo es detectar cualquier problema adicional que usted pueda desconocer, como una fuga no declarada o un punto débil en el casco, etc.
Es importante no realizar ninguna maniobra sin instrucciones del remolcador, para no interrumpir la operación. Si es necesario, los socorristas subirán a bordo para asegurarse de que todo está en orden y comprobar el equipo de seguridad.

Amarre y sujeción del remolque
Asegurar la embarcación remolcada es una etapa crítica. A menudo se cuestiona la solidez de los puntos de amarre, sobre todo en embarcaciones pequeñas o semirrígidas. La SNSM recomienda tener siempre un cabo preatado al cadenote de proa, el punto más sólido de la estructura, para facilitar el paso del remolque.
Si los puntos de amarre delanteros parecen insuficientes o demasiado débiles, los salvadores pueden utilizar otras opciones, como cabrestantes o cornamusas traseras. Lo principal es que el remolcador tire del barco en línea, para evitar cualquier desviación o riesgo de rotura. Una vez que la sirga está en su sitio, el remolcador se aleja gradualmente para tensar poco a poco el cabo, reduciendo así el riesgo de rotura o tirones.
Durante el remolque: mantente fuera de peligro
Durante el remolcado, pueden producirse sacudidas al tensar el remolque. Por lo tanto, es imperativo que toda la tripulación permanezca dentro de la embarcación. Si el remolque se rompiera por la tensión, podría azotar peligrosamente y herir a cualquiera que estuviera en cubierta.
El papel de los salvadores a bordo también consiste en ajustar el cable de remolque en función del oleaje y las condiciones del viento. Pueden instalar lastres, como defensas o cabos lastrados, en la popa del barco para frenar su movimiento cuando varía la velocidad del remolcador, o para estabilizarlo con mar gruesa.
Fin del remolque: el regreso a puerto
La operación de remolque suele completarse a la entrada de un puerto o en una zona de fondeo segura. A continuación, el remolcador se acercará a su embarcación para completar la maniobra y guiarle hasta su ubicación. El contrato de remolque se considerará oficialmente finalizado una vez que su embarcación esté a salvo de los elementos.

En algunos casos, sobre todo con la SNSM, el pago del remolque puede hacerse in situ, con tarjeta de crédito. Siempre es buena idea recordar que los socorristas en el mar son voluntarios, y un simple agradecimiento puede significar mucho para estos dedicados profesionales.