De marinero de agua dulce a marinero
Tras pasar un año visitando Nueva Zelanda y enamorarme del país, empecé a buscar un velero para vivir a bordo y descubrir, por mar, la costa neozelandesa y más tarde las islas del Pacífico.
Mis criterios fueron los siguientes:
- Un velero de entre 26 y 30 pies con una altura mínima de 1,75 m para poder estar de pie sin tener que agacharse en la cabina
- Preferiblemente de fibra de vidrio porque, al ser mi primera embarcación, sería de bajo mantenimiento y bastante resistente.
- Un presupuesto de 10.000 dólares neozelandeses o 5.580 euros.
Así que empecé a buscar en los clasificados náuticos. Me puse en contacto con varias agencias que venden yates de segunda mano y, tras dos meses de búsqueda, me llamó un agente. Me ofreció la oportunidad de visitar un Herreshoff 28, botado en 1987 y amarrado en Gulf Harbour, un gran puerto a 45 kilómetros al norte de Auckland.
Un velero de renombre en el hemisferio sur
El Herreshoff 28, también conocido como H28 o Compass 28, es una casa flotante de quilla larga diseñada por el famoso arquitecto naval L. Francis Herreshoff (hijo de Nathanael Herreshoff) en 1942.
Tiene una eslora total de 9,70 metros, 7,24 metros en la línea de flotación, una manga de 2,54 metros y un calado de 1,23 metros.
Este barco emblemático de Oceanía se conoce a veces como el "Volkswagen de la náutica neozelandesa", ya que es muy asequible y robusto. Era muy popular como crucero familiar. Originalmente aparejado como ketch o balandro y construido en madera, fue comercializado por muchos astilleros de todo el mundo y luego adaptado a las técnicas de construcción modernas. Los primeros cascos de fibra de vidrio y resina de poliéster se introdujeron en la década de 1970.
En 1987, la producción cesó con el cierre de Compass Yachts Ltd en Auckland, que fue la última empresa que fabricó este modelo.
M'chana, un velero que lleva 6 años en el puerto
M'chana era propiedad de un señor muy mayor que fue el primer propietario. Había encargado el yate a un astillero independiente que había comprado los últimos cascos durante el cierre de Compass Yachts. Este último realizó algunas modificaciones para un programa de navegación en alta mar, como el aparejo de costillas con una sección de mástil más grande y escalonada. También se añadió un delfinio en la proa para aumentar la superficie vélica y una quilla de hierro fundido de 1,6T sustituyó a la habitual de acero.
El barco no había navegado durante 6 años, y el último reacondicionamiento tenía más de 4 años. El motor había sido arrancado unas semanas antes de la visita del agente, que también decidió cambiar el alternador y la batería de arranque.
Al llegar al pantalán con el agente, descubro un barco bien mantenido y organizado, pero que ha sufrido las condiciones meteorológicas (el norte de Nueva Zelanda es templado pero muy húmedo en invierno), la jarcia de labor está totalmente enmohecida, así como las telas de la cubierta de la vela mayor.
La distribución interior está en buen estado a pesar de algunas filtraciones en el techo y en la escalera. Sin embargo, no es muy funcional. No hay nevera ni mesa de cartas. La tapicería del salón es anticuada y está muy deteriorada. El suelo está cubierto por una gruesa moqueta blanca -tipo piel de oveja- que llega hasta la junta de la cubierta, lo que da una impresión general de extrema suciedad. Los instrumentos de navegación funcionan, pero sólo pueden encenderse con el motor en marcha, ya que no hay batería auxiliar.
A pesar de esto, estoy encantado con el barco. La venta ha concluido y las obras comenzarán pronto, como presentaremos en un próximo artículo.
