Una atmósfera eléctrica
El ambiente en el muelle de Barcelona estaba cargado el martes 3 de septiembre. La previsión meteorológica era de 8-15 nudos, con un fuerte riesgo de tormentas. El primer partido del día enfrentaba a Francia, con un solo punto en su haber, y a Suiza, última de la clasificación.
Estos dos equipos se juegan su pase a semifinales, y uno de ellos quedará eliminado al final de la semana. Bajo la lluvia, los dos foilers comenzaron su procedimiento de salida para una ronda que tendrá un gran impacto en la clasificación.
Los suizos recuperan la confianza

Desde el comienzo de la Louis Vuitton Cup, el equipo Alinghi ha experimentado una serie de problemas: falta de velocidad, problemas técnicos y falta de estrategia.
Así que afrontaron esta regata contra los franceses con la cabeza bien alta. Los suizos empezaron muy bien y se pusieron en cabeza en la primera ceñida. Viraron por delante de la tripulación de Quentin Delapierre, que se encontró a sotavento de los suizos.

Fue entonces cuando un problema técnico pareció obligarles a ir a por todas. La diferencia entre los dos AC75 se amplió, hasta que el foiler francés aterrizó y se quedó seriamente rezagado.
Los franceses tardaron casi un minuto en volver a ponerse en marcha. Los suizos completaron su recorrido sin presión, con una ventaja de más de 1.000 metros, y finalmente ganaron su primer punto. Fue una buena victoria para Alinghi, que sumó un valioso punto que debería darle renovadas esperanzas de alcanzar las semifinales.

Los dos favoritos del rayo

Bajo un cielo cada vez más amenazador, Luna Rossa y el Defender neozelandés lucharon en una manga en la que los puntos no cuentan para la clasificación final. Luna Rossa se puso rápidamente en cabeza y ya no la abandonó, demostrando su facilidad en estas condiciones tan impredecibles.

El final de la regata estuvo marcado por el impacto de un rayo en el agua. Una vez asegurada la victoria italiana, el comité decidió anular las dos últimas regatas del día.
