Gobernar un trimarán de 50 pies a más de 30 nudos es algo más que "sujetar el timón". La estabilidad, la respuesta, la posición del timonel, la fatiga... todo entra en juego. En el Ocean Fifty, la cuestión del gobierno se ha convertido en un tema central y ahora coexisten tres opciones técnicas. La elección es tanto técnica como ergonómica. He aquí lo que proponen los patrones y los equipos técnicos.
El timón clásico: sencillo, probado, pero engorroso

Es la solución histórica. La misma que en un Optimist, un First o un Sun Odyssey. Un timón, situado en la parte trasera de la bañera. Este sistema actúa mecánicamente sobre los tres timones mediante barras de transmisión rÃgidas. La principal ventajaâeuros¯: una conexión directa entre la mano y el timón. Las sensaciones son directas e inmediatas. Fácil de mantener y controlar, el timonel siente cada variación de presión, cada cavitación o desenganche.

Pero esta configuración tiene sus límites. Ocupa un espacio precioso en la bañera. En barcos diseñados cada vez más para maniobras en solitario o para regatas de gran premio en doble, este espacio se está convirtiendo en un problema. Por ello, varios equipos buscan replantear el espacio sin sacrificar las sensaciones.

Koesio y el volante electrónico aumentado: dirección asistida y adaptativa

Le Koesio es el primer Ocean Fifty equipado con un volante electrónico aumentado en 2024. El sistema, basado en Ultim SVR Lazartigue desarrollado por MerConcept, Mobius France y Madintec, permite colocar el puesto de mando en cualquier lugar, sin transmisión mecánica.

Este volante, conectado a un gato Mobius L300-700, controla los timones con una latencia reducida. El patrón siente una respuesta similar a la de un avión, precisa y directa. Erwan Le Roux explica: " Estoy impresionado por la precisión de la dirección que se consigue con este sistema"
Además de un posicionamiento flexible, este dispositivo ahorra peso y mejora la seguridad. Elimina la necesidad de pesadas barras mecánicas, al tiempo que proporciona retroalimentación háptica. Según Matthieu Robert (Madintec), " la precisión es a veces mejor que la de un marinero, dependiendo de las condiciones" El sistema también integra los datos del piloto automático y proporciona una lectura instantánea del comportamiento de la embarcación.
Endered y la barra deslizante: un compromiso entre ergonomía y precisión

En el Océano Cincuenta Endered con esta idea en mente, el equipo optó por una innovadora barra mecánica, montada sobre una corredera. Cyril Durcot, director técnico del proyecto, explica los motivos: " Queríamos una bañera amplia y fluida. Un timón pasante bloqueaba la fluidez".
La transmisión sigue siendo mecánica, pero desplazada. Para compensar la pérdida de palanca y ofrecer cierto grado de progresividad, se ha añadido un elevador. El resultado es que un movimiento de 30 cm de la caña del timón genera sólo 10 cm de movimiento en los timones, lo que proporciona una conducción muy suave.

Pero no todo es perfecto. El sistema impone una posición menos natural, ya que es la mano delantera la que dirige. El timón se siente diferente: menos retroalimentación directa, menos información en la mano. La fricción y el traqueteo se han retocado, pero sigue siendo un compromiso. Está diseñado para despejar la cubierta y mejorar la ergonomía general de la bañera.
Tres sistemas, tres lógicas de navegación
Estas tres soluciones coexisten ahora en el Ocean Fifty, cada una con sus puntos fuertes y sus limitaciones. El timón sigue siendo la referencia en términos de tacto puro, pero su ergonomía se está convirtiendo en una limitación. El timón deslizante de Endered ofrece un compromiso interesante para liberar espacio, con una dirección más suave. El volante electrónico de Koesio abre una nueva vía: la de la dirección asistida, modular y potencialmente más potente.
Estas opciones técnicas reflejan la evolución de las regatas oceánicas: más ligereza, más ergonomía, tecnologías híbridas. ¿Y si el día de mañana los navegantes también pudieran beneficiarse de estos avances? La idea de un gobierno semiasistido en un catamarán de crucero podría no estar tan lejos.

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