Las tiendas falsas en línea han encontrado un nuevo Eldorado en el sector náutico. Desde chaquetas HH a precios de saldo hasta un par de guantes "técnicos" entregados... nunca, estos sitios saben cómo hacerse creíbles el tiempo suficiente para cobrar un pago. Y, sin embargo, operan de forma metódica, casi industrial.
El escaparate parece sólido: certificados de seguridad TLS, iconos de Visa y Mastercard, políticas de devolución copiadas palabra por palabra de las de los grandes nombres. Entre bastidores, a menudo se trata de un único modelo clonado en cadena: la misma plantilla de sitio web bajo decenas de nombres de dominio. Cuando se denuncia uno, desaparece inmediatamente y renace en otro lugar, idéntico, pero con otro nombre de dominio.
Detrás de un sitio fraudulento se esconde una cadena operativa bien perfeccionada.
Todo comienza con la creación masiva de dominios mediante herramientas automatizadas: el estafador lanza varios cientos de nombres, a menudo en hosts de tolerancia variable, y observa cuáles atraen tráfico.
Luego viene la expedición de pesca de visitantes. A veces, los estafadores pagan campañas publicitarias específicas en Facebook o Instagram, crean cuentas falsas en redes sociales o envían mensajes de texto con un enlace a un "descuento especial".
El arma más formidable es el precio deliberadamente irreal. En el sector náutico, algunos sitios web fraudulentos anuncian productos hasta un 80% más baratos que el precio habitual de un distribuidor autorizado. Este nivel de descuento no tiene nada que ver con el "desabastecimiento": sirve para desencadenar compras impulsivas. Los estafadores conocen la psicología y siempre están a la caza de una ganga. Su objetivo no es vender, sino cobrar lo antes posible, antes de que cunda la desconfianza. Un precio demasiado bajo sirve de gancho: neutraliza el pensamiento crítico y anima a hacer el pedido sin comprobar la dirección, el SIRET o los avisos legales.
En cuanto los internautas introducen sus datos bancarios, se activa el fraude. En algunos casos, la tarjeta se carga y los fondos se transfieren a cuentas de mulas en el extranjero. En otros casos, el pago se utiliza simplemente para recopilar datos bancarios, que luego se venden en foros de la web oscura.
Por último, cuando hay demasiadas quejas, el dominio se abandona y se sustituye por un clon. El ciclo completo puede durar sólo unas semanas.
El caso clásico es la falta de entrega: el producto simplemente no existe. Otro caso es la suscripción encubierta: el navegante cree que está comprando un artículo único, pero acaba suscribiéndose a una suscripción por domiciliación bancaria. Algunos sitios copian incluso las páginas de pago de las tiendas existentes: se trata de phishing de túnel. La transacción no es más que un pretexto para obtener los números de las tarjetas. Y en los casos más sofisticados, el fraude es doble: se cobra el pago y luego se revenden los datos a otras redes.
Casos reales: las estafas más comunes
Dos sitios han captado recientemente la atención de los internautas: france-discount-Boatsnews.es y marinieremode.com . Muestran chaquetas Musto al 80% de descuento el peto OS3 de Gill a 99 euros el zhik traje seco a 98 euros o el ancla de acero inoxidable Plastimo FHD a 9,18 euros . Precios que desafían toda competencia... y, sobre todo, toda plausibilidad.
Los análisis públicos disponibles en Internet les puntuación de confianza muy baja con zonas de reciente creación y información jurídica incompleta o incoherente . Estas son algunas de las señales clásicas de un sitio en peligro: joven, mal referenciado y falto de transparencia.

Los reflejos correctos siguen siendo los mismos: comprobar la presencia de un número de empresa válido (SIRET) a número de teléfono fijo y comparar precios con los de distribuidores reconocidos del sector. Una diferencia de precio superior a 40 % debería despertar sospechas de inmediato.
Por ejemplo, el marinieremode .com declara una empresa "con sede en Marsella, 56 rue Sainte", pero el el código postal indicado se refiere a un departamento de Mosa una brecha geográfica reveladora.
¿Qué puede hacer un navegante víctima?
Cuando se ha efectuado un pago con tarjeta, el principal recurso es la devolución del cargo. Se trata de un procedimiento en el que interviene el banco: el cliente impugna el pago, explicando que nunca recibió la mercancía.
Los bancos tienen un plazo legal que varía según el tipo de tarjeta, pero hay que actuar con rapidez, aportando todas las pruebas posibles: capturas de pantalla del pedido, intercambios de correos electrónicos, ausencia de número de seguimiento. Si se reconoce el fraude, se puede anular la transacción y volver a acreditar los fondos.
Al mismo tiempo, hay que denunciar el sitio a las autoridades: Signal-Conso (DGCCRF) para las prácticas comerciales engañosas, Signal-Arnaques para centralizar los testimonios, Pharos, la plataforma policial, en caso de robo o usurpación de datos. Estos informes alimentan las investigaciones y permiten cerrar más rápidamente los sitios identificados.

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