Jacks Cara, una bonita carabela fondeada en la bahía de Morlaix, ha decidido ir a estirar su orza sola. Tras huir durante casi 11 días, fue recuperada frente a Goury, a 100 millas de su punto de partida.
Rotura de anclaje durante un vendaval

En la noche del 19 de agosto de 2020, la carabela Jacks Cara desapareció de su fondeadero cerca de la isla de Callot, en la bahía de Morlaix, en el norte de Bretaña. En un primer momento se considera un acto malintencionado, pero el visionado de una cámara de vigilancia instalada en la orilla confirma que Jacks Cara se fue por voluntad propia, sin ayuda externa. La fuerte depresión que azotó a Bretaña a mediados de agosto se llevó por delante el fondeadero. Además, el viento del SW'ly, combinado con un alto coeficiente de marea, permitió que la fuga se produjera rápidamente.
Al día siguiente, la Cruz es notificada de la desaparición. Los mensajes de alerta se emiten en la zona de navegación. Pero Jacks Cara sigue desaparecida..

Una orza de 100 M sin tripulación
El 1 de septiembre, se pide la intervención de la SNSM de Goury, en la Mancha. Se informó de que el casco de un pequeño velero estaba a la deriva frente a la costa y tuvo que ser asegurado. Una vez localizado y devuelto a su lugar, los socorristas marítimos llevan a remolque el velero, que es identificado como Jacks Cara. ¡Esta carabela ha ido a la deriva sola durante cien millas!
La carabela volcó a la deriva, pero los tanques de flotación cumplieron perfectamente su función. El mástil y el pequeño fueraborda desaparecieron, pero la botavara y la vela mayor permanecieron unidas al casco.

"Con todas las piedras que hay en la bahía de Morlaix, tuvo mucha suerte de no encallar en una de ellas", señala Gaël Le Cléac'h, miembro del AS Caravelle. Y esto, para alegría de la propietaria Sandrine, que irá a recuperar su carabela que creía perdida.

Compruebe su anclaje regularmente
Tras un verano especialmente ajetreado, saludemos una vez más el trabajo ejemplar de la SNSM. Esta historia tiene un final feliz gracias a su intervención y a una enorme cantidad de suerte. A veces ocurre que veleros que se creían perdidos reaparecen tras una larga deriva. Pero estas andanzas de los barcos sin patrón suelen acabar en el fondo del mar o empotrados en una roca. De ahí la necesidad, tanto en verano como en invierno, de asegurarse de que su embarcación está en buenas condiciones cuando está amarrada o fondeada.