La Transat inglesa - La historia de una carrera histórica que dio a conocer a Eric Tabarly al mundo

Llegada del ganador Eric Tabarly en 1964

Ganada por nombres como Chichester, Peyron o Tabarly, la Transat es una simple travesía del Atlántico Norte. Salida de Inglaterra para una llegada a los Estados Unidos. Historia de esta clásica carrera que no deja de reinventarse.

En los años 50, la vela era un deporte de élite. Se consideraba que estaba reservada a los locos, a los aventureros que desafían a la muerte y que se atreven a hacer lo que a nadie se le ocurriría hacer. El mar da miedo, y cruzar un océano aún más. Entonces, ¿imagina este viaje solo? Todo ello determina que los espíritus más conquistadores se lancen a la búsqueda de una misión interminable. En ese momento, encontrar socios para una carrera así estaría muy lejos de la realidad. Sir Francis Chichester y Blondie Hasler tardaron nada menos que una década en convencer a estos financieros de que la travesía transoceánica podía realizarse sin degenerar en una catástrofe. Fue a finales de los años 50 cuando el periódico "The Observer" dio el paso. En 1960, bajo la dirección del Royal Western Yacht Club de Inglaterra, se organizó la "Observer Single-handed Trans-Atlantic Race", también conocida como OSTAR.

OSTAR, una carrera complicada

Desde la primera edición, las cosas estaban claras. Si cruzar el Atlántico por la ruta del norte es algo habitual para los cargueros y otros pescadores, es inaudito para la navegación. Más aún si se trata de una carrera en solitario. Los medios modernos, como el AIS y otros sistemas de guiado por satélite, nos permiten prever esa travesía en 2020 con un toque de serenidad. Por supuesto, no existían hace 70 años. De los 150 candidatos a la salida, sólo se presentaron 50 expedientes, y sólo 8 se confirmaron y zarparon. Podemos imaginar fácilmente el estado de ansiedad en el que se encontraban estos hombres en ese momento, al presentarse en la salida de esta carrera en solitario, sin asistencia ni escalas.

L'Atlantique Nord, itinéraire bien encombré
El Atlántico Norte, una ruta muy transitada en 2020

Será Sir Francis Chichester, el conocido navegante que ganará esta original edición, en 40 días 2 horas y 30 minutos de lucha contra los vientos en contra y el hielo que baja del ártico. También una lucha contra la enfermedad. Le habían diagnosticado cáncer de pulmón dos años antes. Fue a bordo del Gypsy Moth III, que había relanzado sólo 10 semanas antes del inicio de la regata, que Francis Chichester ganó esta travesía.

Sir Francis Chichester
Sir Francis Chichester

Una raza polimorfa

Esta primera edición consistía en navegar desde Plymouth, en Gran Bretaña, hasta Nueva York, en los Estados Unidos de América. Porque también es una de las particularidades de esta regata transatlántica cambiar su punto de partida y destino tanto como su nombre y reglas, casi cada cuatro años. El mismo año que la Vendée Globe para que conste.

Se llamó OSTAR hasta 1988. Después se convirtió en el Carlsberg STAR, luego en el Europe 1 STAR en 1992 y 1996 y en el Europe 1 New Man STAR en 2000. En 2004, se convirtió oficialmente en la Transat, y la antorcha organizativa pasó del RWYC a Mark Turner y su empresa Offshore Challenges. Una nueva evolución, en 2005. Se crearon dos regatas, una para barcos de menos de 50 pies llamada Corinthian Race, y otra para barcos de más de 50 pies llamada Transat. Así, a partir de 2004, se corren dos carreras, una cada 4 años con el 2004 como base reservada a los profesionales, y la otra con el 2005 como base abierta a todos.

En cuanto a los itinerarios, eran menos cambiantes que los nombres, Plymouth y luego Brest como punto de partida, para llegar a los puertos de Newport, Nueva York, Boston o Charleston en Estados Unidos.

Los franceses en la carrera

Una constante se mantiene en esta carrera, el compromiso y las -frecuentes- victorias tricolores. Eric Tabarly en 1964 y 1972, Alain Colas en 1968 (los problemas de mayo del 68 impidieron a Tabarly preparar bien el Pen Duick III), Peyron en 1996 y luego, en 2016, cuatro veces ganaron regatistas franceses con Gabart en la clase Ultime, Lamiré en la Muti 50s, Le Cleac'h a la cabeza de un IMOCA y Vauchet en la Class 40s. También es una de las particularidades de la versión profesional de esta regata transatlántica el permitir que se inscriban tantas clases diferentes, reservando así la posibilidad de obtener magníficas victorias.

Loick Peyron sur l'édition de 2016
Loick Peyron en la edición de 2016

Estrategias distintas

La travesía del Atlántico Norte a vela está sujeta a varias limitaciones que crean dos rutas diferentes. En primer lugar, los vientos. A grandes rasgos, en un sector que va desde el norte de Escocia hasta el extremo norte de Portugal, los vientos vienen del oeste (el continente americano) y van al este (Europa). Luego están las corrientes. La famosa Corriente del Golf fluye en diagonal por el Atlántico, desde América Central hasta Escocia, lamiendo la costa francesa en un flujo hacia el norte. Luego vienen la corriente del Labrador (que hace descender los hielos del Ártico), al noroeste, y la corriente de Canarias (también fría), al sureste, dos corrientes de flujo meridional. En definitiva, un cúmulo de especificidades meteorológicas conocidas desde hace tiempo, que dan, a grandes rasgos, 2 rutas posibles, Norte o Sur.

La ruta del sur está plantada con las Azores en lo alto de su centro. Aunque es cómodo, es más adecuado para el crucero que para la competición. Sin embargo, tampoco es una ruta técnicamente sencilla y, sobre todo, no es el camino más rápido o corto para llegar a la costa noreste de Estados Unidos.

La ruta del norte, en cambio, es una apuesta. Aunque el trayecto es rápido y directo desde Europa a tierra en Nueva York, según el año, el hielo puede encontrarse y poner en peligro la seguridad de los navegantes. Y el encuentro de las corrientes, Golf Stream y Labrador, crea situaciones que, a menudo, serán dantescas para los competidores. Añada la niebla en las islas de San Pedro y Miquelón y alrededor de Terranova para obtener un escenario poco atractivo.

Son estas condiciones meteorológicas y de corriente específicas las que hacen de la regata transatlántica una carrera compleja y técnica, lejos de la imagen de una "simple regata transatlántica".

Sea cual sea el recorrido o la estrategia, la Transat es siempre un sprint de principio a fin, sin descanso para los hombres o las máquinas.

La joven abuela de las carreras oceánicas

Clásica entre las clásicas, la Transat CIC, como se la conoce ahora, no es la carrera más fácil del circuito. El recorrido abarrotado, la meteorología cambiante, el hielo y las opciones decisivas que los navegantes tomarán o no, pintan un cuadro de una regata animada y llena de giros. Si Tabarly, Chichester o Peyron han desgastado sus pantalones sobre las olas del Atlántico, esta joven abuela sigue siendo una etapa en la carrera de los navegantes actuales.

La fecha de la edición de 2024 está fijada.

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