Una película inspirada en una historia real

La chica y el mar es una adaptación de un libro escrito por Jessica Watson en 2010. En él, la capitana australiana relata la vuelta al mundo en solitario, sin escalas y sin asistencia que completó a los 16 años. Partió de Sydney el 18 de octubre de 2009 y regresó 210 días después, tras haber doblado tres cabos y cruzado tres océanos.

Jessica logró esta increíble hazaña a bordo de un femenino Sparkman & Stephens 34 llamado La dama rosa de Ella .
Una producción rítmica pero llena de aproximaciones
Realizada con un presupuesto bajo, las escenas de navegación se rodaron en su mayor parte en un estudio y, desgraciadamente, están hechas con crudeza. Las pocas tomas realizadas en el mar, en las proximidades de Sydney, salvan el día y dan una apariencia de realismo a esta adaptación.

Además de las escenas de navegación, la película pone de relieve la maquinaria mediática con la que Jessica Watson y su familia tuvieron que lidiar antes de la salida. Sus detractores fueron numerosos y el gobierno australiano incluso intentó prohibir la navegación, argumentando que era demasiado joven.

La puesta en escena se alterna con flashbacks de la infancia de Jessica, todo ello realzado por una banda sonora poder femenino que transporta al espectador a la imaginación del joven adulto.
El reparto es bastante bueno, con actores que están bien en sus papeles, y que se basan en la familia de Jessica. Sólo el personaje del entrenador, interpretado por Cliff Curtis, es imaginario. Se basa en los diversos apoyos que ha tenido Jessica, entre ellos los de los navegantes australianos Bruce Arms y Don McIntyre. Este último es ahora el organizador de la Ocean Globe Race, la vuelta al mundo en solitario y sin escalas en yates de época.
El mito de la ola de 40 metros
Poner en escena historias del mar es un ejercicio cinematográfico peligroso. Muchos han fracasado en el intento, sobre todo por sobreexplotar el aspecto dramático que el mar inspira a los guionistas. Esta producción de Netflix no es una excepción a la regla, y algunas escenas carecen de todo realismo.

La mítica ola de 40 metros, que ya ha hundido tantos barcos en otras películas, vuelve a ser convocada para estrellarse sobre la joven australiana, en una total incoherencia marítima.
Una producción para niños pequeños
La chica y el mar narra una bella historia de marinos y permitirá a todas las generaciones descubrir la epopeya de este joven patrón. Aunque es obvio que los marineros no se encontrarán con las aproximaciones técnicas y las escenas rodadas en estudio, esta película es, sin embargo, un agradable entretenimiento para un público joven.
