Saint-Barthélemy, más conocida como "Saint-Barth", es un destino imprescindible para los amantes del mar y del lujo. Situada en el corazón de las Antillas Menores, esta isla discreta pero cautivadora es un remanso de serenidad donde las aguas cristalinas se encuentran con costas encantadoras. Desde los veleros tradicionales hasta los yates más modernos, una flota ecléctica navega cada año hasta esta perla del Caribe, atraída por sus excepcionales fondeaderos, su ambiente cosmopolita y sus prestigiosos eventos náuticos. Mezcla de naturaleza virgen y glamour sin igual, Saint-Barth es la escapada perfecta para los navegantes de todo el mundo.
Viento y mar
En invierno, las condiciones meteorológicas de San Bartolomé son ideales para los navegantes. Las temperaturas se mantienen agradablemente suaves y los largos días soleados van acompañados de una baza esencial para la navegación: los vientos alisios. En comparación con las aguas europeas, donde los vientos invernales son imprevisibles y las temperaturas a menudo disuasorias, las de Saint-Barth no sólo ofrecen una brisa constante, sino también cielos a menudo despejados, perfectos para navegar sin sobresaltos. Los navegantes pueden dar la vuelta a la isla en un día, o dirigirse a las islas vecinas de Saint-Martin o Anguila para cruceros más largos. Hay muchos fondeaderos, tanto protegidos como accesibles.
Si piensa navegar hacia el norte del Caribe, es importante tener en cuenta las corrientes oceánicas. La costa atlántica de las Antillas está bajo la influencia de la corriente del Caribe, que se desplaza hacia el noroeste antes de unirse a la poderosa corriente del Golfo al norte de las Bahamas. Hay que tener en cuenta esta dinámica al planificar el itinerario.

Fondeaderos en San Bartolomé
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Bahía de Gustavia
La bahía de Gustavia, con su elegante puerto deportivo y su animado ambiente, sigue siendo el centro neurálgico de la isla para los yates y veleros visitantes. Los navegantes se benefician de servicios de calidad, a un paso de los restaurantes refinados y las boutiques de lujo que salpican las calles de la ciudad. En cuanto a los amarres, todas las boyas fuera de la bahía son privadas, salvo las señalizadas con una cúpula roja, que gestiona la capitanía del puerto. Sin embargo, no hay restricciones para fondear en esta zona, y se puede fondear en cualquier parte de la bahía, que tiene más de 4 metros de profundidad hasta el lecho marino.

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Playa de las Conchas
Este bonito fondeadero situado frente a la playa de Shell forma parte del puerto de Gustavia. Se puede fondear fuera de la zona protegida. Hay que tener en cuenta que se cobra una tasa, a menudo bastante elevada, si no se ha abandonado la zona por la mañana. La playa puede ser animada y la ciudad está cerca.

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Anse du Colombier
Anse du Colombier es un fondeadero tranquilo donde las boyas de amarre evitan la destrucción de los lechos de hierbas marinas para las tortugas. También es un lugar ideal para nadar y bucear, con un fondo marino rico y variado. Su tranquilidad contrasta con el bullicio de Gustavia y atrae a los navegantes en busca de paz y tranquilidad.

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Isla Fourchue
A pocas millas de esta cala, la isla de Fourchue, totalmente virgen, ofrece un marco espectacular, con una isla desierta, sin construcciones y de aguas cristalinas. Los navegantes pueden anclar aquí, en boyas o fondeados, y disfrutar del aislamiento de este lugar idílico.

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Cala Grande Saline
Más apartada que las demás bahías, Anse de Grande Saline es perfecta para una parada tranquila, con sus aguas transparentes y su arena dorada. Saline es ideal para momentos de relax lejos del ajetreo del turismo.

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Anse du Gouverneur
Sin duda uno de los mejores fondeaderos de la isla. Los navegantes encontrarán un entorno desértico que parece el paraíso.

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Anse des Cayes
El puerto deportivo de Anse des Cayes es una pequeña y encantadora instalación situada en la costa norte de Saint-Barth. Frecuentado sobre todo por pescadores locales, ofrece servicios limitados para yates y barcos visitantes, con un pequeño muelle y algunas boyas de amarre. A diferencia de los puertos deportivos más grandes de la isla, no dispone de servicios completos como repostaje o suministro eléctrico. Sin embargo, su ubicación en una pintoresca bahía lo convierte en un lugar tranquilo y apartado, ideal para los navegantes que buscan un fondeadero tranquilo lejos de las aglomeraciones de las zonas más concurridas de la isla.

Un lugar de cultura y refinamiento
Además de su belleza natural, Saint-Barthélemy es un centro cultural y artístico. Los navegantes que recalan en la isla pueden descubrir un arte de vivir que combina tradiciones criollas e influencias europeas. La arquitectura de la isla, con sus típicas casas de tejas rojas, es un reflejo de su historia colonial. La cultura local también está marcada por numerosos acontecimientos a lo largo del año, como el Festival de Música de Saint-Barthélemy, que atrae a artistas de todo el mundo: en 2025 se celebrará del 10 al 19 de enero.
Saint-Barthélemy ofrece una gama de servicios de alta calidad para los navegantes. Sus puertos deportivos están perfectamente equipados para acoger monocascos, catamaranes y yates de todos los tamaños. El puerto, especialmente Gustavia, ofrece servicios de repostaje y reparación, así como instalaciones de alta gama. Los visitantes también pueden impregnarse del animado ambiente del muelle, donde abundan los bares, los restaurantes refinados y las boutiques de diseño. La isla también es famosa por su animada vida nocturna y sus magníficas puestas de sol sobre el mar Caribe, momentos inolvidables que no debe perderse.

Llamamiento a la responsabilidad de los navegantes
La reserva natural de Saint-Barthélemy, de 1.200 hectáreas de superficie marina, es un ecosistema excepcionalmente rico que los navegantes no deben pasar por alto. Protege hábitats submarinos esenciales, como las praderas marinas y los arrecifes de coral, que albergan especies amenazadas como el mero de Nassau y el caballito de mar de hocico largo. Las aguas cristalinas de la isla también albergan una gran variedad de peces, invertebrados, tortugas marinas y mamíferos como la ballena jorobada y el delfín mular.

Las zonas de amarre suelen estar cerca de estos ecosistemas sensibles, donde un ancla mal colocada podría destruir hábitats esenciales. Las praderas marinas y el coral son especialmente vulnerables, por lo que debe minimizarse el impacto de las actividades humanas en estos entornos naturales. Por ello, es fundamental que los navegantes respeten las normas locales de fondeo y utilicen boyas de amarre siempre que sea posible. En la reserva natural de Saint-Barthélemy se han instalado varios amarres "ecológicos" y en cada boya se ha colocado una pegatina que indica el peso y la eslora máximos de la embarcación que puede amarrar allí.

