Sellar las velas: una tradición centenaria para preservar los tejidos marinos

Esconderse en Le Conquet © Trimartolod

El curtido de las velas, o cachoutage, es una práctica ancestral destinada a prolongar su vida útil protegiéndolas de las inclemencias del entorno marino. Esta técnica, que confiere a las velas su color característico, es un testimonio del saber hacer náutico tradicional.

El kashouting, también conocido como curtido de velas, es un método tradicional utilizado para que las velas sean más resistentes a las duras condiciones marítimas. El principal objetivo de esta práctica es evitar que las fibras naturales como el lino, el cáñamo o el algodón se pudran y protegerlas de los efectos nocivos del sol, la niebla salina y la humedad constante. Al impregnar las velas con sustancias ricas en taninos, los marineros se aseguraban una protección eficaz contra estos elementos degradantes. Hoy en día, este saber hacer sigue transmitiéndose, preservando y perpetuando la memoria de una parte esencial de nuestro patrimonio náutico.

Un proceso de curtido tradicional

El procedimiento de ocultación se desarrolló en varias etapas meticulosas. En primer lugar, las velas se sumergían en agua de mar para preparar las fibras para el tratamiento. A continuación, se aplicaba a la lona una solución hirviendo de cachou, a menudo con pinceles, para garantizar una penetración uniforme del producto. Esta operación se repetía en cada lado de la vela. Una vez que el cachou estaba bien impregnado, las velas se enjuagaban de nuevo con agua salada para eliminar el exceso y fijar el tinte. Por último, las velas se izaban en el barco para que se secaran al viento. De este modo, estaban listas para afrontar otro año en el mar.

Vignacourt, société française de filets de pêche et atelier de cachoutage
Vignacourt, empresa francesa de redes de pesca y taller de cachoutage

Cuando la naturaleza da color

El cachou, ingrediente central de este proceso, es un extracto vegetal rico en taninos. Se obtiene principalmente de la madera de la Acacia catechu, un árbol originario del sur de Asia. Este producto natural confiere a las velas un color que va del marrón rojizo al negro, según la concentración utilizada y las tradiciones locales. Además del catechu, algunas recetas incorporan otros materiales vegetales para obtener tonalidades específicas.

Variaciones regionales del curtido

La ocultación de velas es una práctica antigua cuyo origen exacto es difícil de datar. Sin embargo, parece remontarse al menos al siglo XVIII, si no antes. El uso de taninos para proteger los tejidos expuestos a la intemperie ya era conocido en otros campos, como el teñido y la impermeabilización. El sellado se desarrolló sobre todo en el siglo XIX, con el auge de la pesca y de los veleros mercantes. Las técnicas de sellado de costuras, muy utilizadas en los barcos tradicionales, variaban según la región y los recursos locales disponibles. En el golfo de Morbihan, por ejemplo, los marineros utilizaban corteza de pino triturada para curtir, lo que daba a las velas un tono rojo característico. Tradicionalmente, las velas de los sinagots estaban ocultas.

© Un Sinago pour Séné
un Sinago pour Séné

En Finistère se utilizaba una mayor concentración de corteza de roble, lo que daba lugar a velas de color marrón más oscuro. Estas diferencias permitían identificar el origen de los barcos según el color de sus velas.

Cachoutage au Conquet © Trimartolod
Escondite en Le Conquet © Trimartolod
Ecorce de chêne © Trimartolod
Corteza de roble © Trimartolod
Mélange obtenu © Trimartolod
Mezcla resultante © Trimartolod
Séchage de la voile © Trimartolod
Secado de la vela © Trimartolod

La tradición de la ocultación continuó en la primera mitad del siglo XX, antes de declinar con la llegada de las fibras sintéticas y los tratamientos modernos. En la actualidad, se practicada con fines patrimoniales s y recreaciones históricas.

© Les Amis du bateau Kerhorre
les Amis du bateau Kerhorre
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