Aunque la electrificación de los veleros suscita cada vez más interés entre los astilleros y los navegantes comprometidos con la transición energética, no es una novedad. Ya en el siglo XIX, varios inventores exploraron esta vía. Sin embargo, el primer verdadero velero de crucero equipado con propulsión eléctrica data de 1930. Su nombre : Briseis . He aquí su historia, precedida de dos intentos seminales.
Moritz von Jacobi: una primera prueba en el Neva en 1838
Uno de los primeros prototipos de barco eléctrico se atribuye a Moritz von Jacobi, un ingeniero germano-ruso. En 1838, en San Petersburgo, consiguió hacer navegar un barco propulsado por un motor electromagnético.

El barco puede transportar a unos diez pasajeros y alcanza una velocidad de 3 km/h en el Neva. Aunque el intento sigue siendo experimental, es una primicia mundial en la historia de la propulsión eléctrica sobre el agua.
Gustave Trouvé: una aplicación fluvial de 1881
Otro pionero, Gustave Trouvé, ingeniero e inventor francés, adaptó en 1881 un pequeño motor eléctrico a una canoa de 5 metros. Llamada El teléfono propulsada por un motor Siemens, esta embarcación alcanza velocidades de 3,6 km/h río arriba por el Sena y de hasta 9 km/h río abajo.

Trouvé imaginó un uso divertido y urbano para la canoa eléctrica, pero la limitadísima autonomía de las baterías de plomo-ácido frenó el desarrollo comercial. Este prototipo sigue siendo una demostración aislada pero llamativa.
1930: Briseis, el primer yate de crucero propulsado eléctricamente
Fue en 1930 cuando el velero Briseis fue diseñado por Camper & Nicholsons para el industrial francés Louis Renault. Renault, un apasionado de la innovación técnica, quería experimentar con la electrificación de un yate de crucero. Así que desarrolló un sistema de propulsión eléctrica específico, que se instaló a bordo de esta unidad de madera de 15 metros.

El motor se alimenta de un banco de baterías, recargadas en el muelle. En un momento en que predomina la combustión interna y la electromovilidad sigue siendo marginal, esta iniciativa representa un gran salto tecnológico. Briseis se convierte en el primer yate de crucero que navega con propulsión eléctrica operativa.
Una innovación prematura pero fundamental
La elección de la energía eléctrica para un velero en los años 30 fue audaz. La autonomía sigue siendo muy limitada y la recarga requiere una infraestructura portuaria poco común. No obstante, es una elección audaz, Briseis prefigura las preocupaciones contemporáneas por una propulsión suave y una navegación silenciosa.
Este histórico yate, ahora conservado, sigue siendo un ejemplo único de experimentación técnica en el ámbito náutico. Tuvieron que pasar varias décadas, con la llegada de los motores sin escobillas, las baterías de iones de litio y la electrónica avanzada de a bordo, para que el concepto fuera viable a gran escala.
Los intentos de Jacobi, Trouvé y Renault demuestran que la propulsión eléctrica en el mar no es una idea reciente, sino el fruto de experimentos antiguos y a menudo poco conocidos. Hoy, en un momento en que la propulsión eléctrica se está convirtiendo en una opción creíble para los yates de crucero y de regata, es esencial recordar que la innovación descansa en estos pioneros, cuyas ideas se adelantaron a su tiempo.