Copropiedad de un velero: cómo organizar el uso, los costes y el mantenimiento con tranquilidad

Compartir un yate reduce los costes y aumenta el tiempo de navegación. Pero para evitar disgustos, hay que organizarse rigurosamente. Lea lo que dicen los navegantes experimentados.

Navegar con varias personas en el mismo barco, compartiendo los gastos, puede parecer una solución ideal. Sin embargo, la copropiedad de un barco requiere una disciplina bien afinada. Aquí, varios navegantes aficionados comparten sus experiencias, para ayudar a los futuros copropietarios.

Meticulosa organización para el uso de la embarcación

" Utilizábamos un Google Calendar compartido para reservar nuestras franjas horarias, pero pronto tuvimos que elaborar un calendario semestral para evitar conflictos durante los puentes" explica Paul, copropietario de una Edel 26. El uso tiene que ser equitativo, proporcional a la cuota que se posee, pero también flexible. Algunos optan por una alternancia estricta (semanas pares/impares), otros por un calendario rotativo. Lo más importante es la transparencia.

Asignar los costes según las normas establecidas

Los costes fijos (amarres, seguros, carenado) suelen repartirse a prorrata. " Hemos creado un fondo común, que se repone trimestralmente. Nos ceñimos a él, de lo contrario se crean tensiones ", dice Esouard, copropietario de un First 24 en La Rochelle. Para gastos excepcionales, se recomienda la validación conjunta. " Cambiar la vela mayor no es algo que se decida por capricho ", dice Jean, copropietaria de un Sun Fizz.

Anticiparse a los desacuerdos sobre el mantenimiento

Juguetear juntos suele ser la solución ideal sobre el papel. " Pero cuidado con las diferencias de nivel e implicación ", dice Georges, antiguo copropietario de un Lavezzi. Algunos prefieren recurrir a profesionales, mientras que otros quieren hacerlo todo ellos mismos. De ahí la importancia de unas normas que especifiquen quién hace qué y cómo se reparten las tareas o las facturas.

Asegurar las relaciones con el reglamento de copropiedad

Todos los navegantes entrevistados coinciden en que la ausencia de un contrato claro es la principal causa de fracaso. " En nuestro primer barco, no anotamos nada. El resultado fue que, al primer contratiempo, todo se fue al garete ", recuerda André. Un buen reglamento establece los periodos de utilización, las normas de mantenimiento, las decisiones colectivas, la gestión de las reclamaciones y, sobre todo, los procedimientos para dejar o revender las participaciones.

Una mentalidad compatible con compartir

Por último, más allá de los aspectos jurídicos y financieros, lo que cuenta es la mentalidad. " Hay que saber poner agua en el vino, aceptar que la otra persona no lo hace todo como tú "Odile, copropietaria de un pequeño velero en Bretaña, lo resume. La copropiedad funciona si los socios comparten una visión compatible de la navegación y la gestión del barco. Si no, es mejor abstenerse.

La copropiedad de un yate no es una solución universal, pero puede convertirse en una aventura colectiva de éxito, siempre que se establezca un marco claro desde el principio y que haya un diálogo constante entre los socios.

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