Del Grand Palais a Le Bourget: el Salón Náutico escribe casi un siglo de historia marítima

Celebrado por primera vez en los muelles del Sena en 1926, el Salón Náutico ha atravesado las décadas acompañando el crecimiento de la náutica de recreo en Francia. De la época de las lanchas a motor a las innovaciones de hoy, repasamos un largo viaje a través de embarcaciones legendarias, mutaciones industriales y encuentros de aficionados. Gracias al apoyo de FIN, que ha compartido con nosotros sus archivos, repasamos con detalle una historia casi centenaria que ha dejado huella en generaciones de navegantes.

El Salón Náutico es algo más que un acontecimiento anual. Es testigo de la evolución de la industria náutica, escaparate de conocimientos y escenario de tendencias y avances técnicos. Desde 1926, esta cita parisina se ha convertido en un punto de encuentro clave para constructores de barcos, fabricantes de equipos, navegantes y público en general.

1926: primeros amarres al pie de la Torre Eiffel

Lucien Rosengart, industrial polifacético apasionado por la propulsión, organiza el primer salón náutico de París. Se celebró en el Quai Albert I y en el Grand Palais. La gente hablaba de lanchas motoras, admiraba las demostraciones de velocidad en el Sena y descubría los inicios del esquí acuático. Los veleros eran entonces secundarios, y el motor seguía reinando.

La Segunda Guerra Mundial cambia las prioridades

A mediados de la década de 1930, Europa se estaba convirtiendo en un polvorín. La edición de 1939 se canceló tras la invasión de Francia. La vela se convirtió en una actividad secundaria para los franceses. El simple acto de botar una embarcación auxiliar estaba prohibido en la mayor parte del litoral. Las fuerzas de ocupación toman el relevo.

Tras el armisticio, el espectáculo se relanzó en 1947, pero centrado en la Marina Mercante y la flota de barcos grises. No era tiempo de virar, sino de reconstruir el país y su economía.

Años 60: el auge de la vela moderna

En 1962 se produjo un punto de inflexión cuando el salón se trasladó al CNIT de La Défense. Se exponen más de 300 barcos en 23.000 metros cuadrados. El plástico irrumpe con fuerza en la construcción naval. Tres años más tarde, la imagen del General de Gaulle saludando a Éric Tabarly permanece grabada en la historia del salón. El acontecimiento se convirtió en un auténtico escenario mediático y político.

En los años 80, el windsurf y los catamaranes se convirtieron en nuevos deportes populares. En aquella época, Francia estaba a la cabeza de la producción mundial, con astilleros como Bénéteau y Jeanneau. En 1987, el salón presentó nada menos que 92 nuevos motores. El vínculo con los territorios franceses de ultramar se reforzó, con una conexión en directo con Guadalupe que permitía a los visitantes seguir los campeonatos del mundo de funboard desde París.

Portes de Versailles: gigantismo en el muelle

En 1988, el salón se trasladó a la Puerta de Versalles, ocupando más de 50.000 metros cuadrados. El movimiento logístico llegó a ser titánico, con convoyes excepcionales que cruzaban la capital de noche.

El calendario, elaborado a finales de año, permite a los profesionales cerrar las ventas de la temporada y lanzar la siguiente. Para los aficionados, también es la ocasión de preparar su verano, subir a bordo de los nuevos barcos o conocer a patrones famosos.

El salón también se está convirtiendo en una zona de iniciación, con piscinas para vela ligera y stand-up paddle. En 2010, la primera edición de Nautic Paddle reunió a aficionados al remo en pleno invierno. En 2021, más de 1.000 personas se deslizarán por el Sena.

Covid y transición: fijar un nuevo rumbo en Le Bourget

La crisis sanitaria alteró el impulso: se cancelaron las ediciones de 2023 y 2024. Pero la llama no se apagó. En 2025, el Salón Náutico de París tomó el relevo en el recinto ferial de Bourget. Este traslado simbolizó un nuevo comienzo para el evento, con una clara voluntad de implicar a todos los sectores de la náutica en una dinámica colectiva y renovada.

Jean-Paul Chapeleau, presidente del nuevo evento, describe el salón como "diseñado con y para la industria". Es un escaparate de la experiencia francesa, un escaparate de los proyectos del futuro y la continuación de una historia que ha mantenido latiendo el corazón marítimo de París durante casi un siglo.

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