Louis Burton y Clément Commagnac, el dúo Bureau Vallée sin filtros


Un compañero de tripulación "duro", cigarrillos escondidos a bordo, un rescate en el Mediterráneo... Louis Burton y Clément Commagnac se embarcan en el Bureau Vallée para una nueva travesía transatlántica. Su entrevista, poco convencional, marca la pauta, con retazos de vida y una visión de alta mar.

Louis Burton y Clément Commagnac se preparan para cruzar el Atlántico a bordo del IMOCA Bureau Vallée. Antes de zarpar de Le Havre, participan en una entrevista breve y trepidante, en la que el humor y la humanidad cobran protagonismo.

Descubrimos a dos navegantes cuya experiencia común les une, pero cuya energía les diferencia. Louis, cuarentón y conocido por su participación en la clase IMOCA, es un patrón con cara de circunstancias. Clément, treintañero y fino trimmer que pasó por el programa sub23, lleva siete años con él. Hay una complicidad natural entre ellos y algunos golpes de efecto, como el apodo de "tipo duro" que se lanzan desde el principio.

Rituales, valores y cigarrillos ocultos

En el muelle, no hay supersticiones a bordo, sólo sus propios objetos fetiche. Para Clément, un cuchillo Bargeon que perteneció a su padre. Para Louis, no hay nada muy místico, aparte de un paquete de cigarrillos cuidadosamente escondido. A bordo, la comida sigue siendo un elemento esencial, pero lo que cuenta sobre todo es el deseo de navegar sintiendo. "No hemos preparado nada", admiten con una sonrisa, confiando en su comprensión mutua para arreglárselas.

Rescate en el Mediterráneo

Entre las anécdotas, destaca la de un nadador marroquí, que quedó atrapado en la borda de su barco frente a Génova. Clément, que estaba solo a bordo en ese momento, consiguió subirlo a bordo, rehidratarlo y salvarlo. Una escena rara, casi irreal, pero reveladora de la humanidad del marino.

Música, infancia y figuras inspiradoras

¿Música a bordo? Una lista de reproducción llamada Lino Edit, ideada por Louis con sus hijos. En cuanto a sus recuerdos de la vela, se remontan a su infancia: su primer timón a los cuatro años para Louis, y unas prácticas en la escuela primaria para Clément. ¿Los navegantes que les hicieron soñar? Slocum, Cammas, VDH, o las historias que contaba el padre de Louis, que era más viajero que regatista.

Un mensaje a los terrícolas, entre la lucidez y la esperanza

Cuando se trata de ecología, el dúo no se amilana. Buscan comprender y reducir su impacto. Nada de sermones, sino una convicción: "merece la pena luchar porque aún podemos salvar el planeta". ¿Su mensaje a los habitantes de la Tierra? Descansen, disfruten y crean en sus sueños. El tono es sincero, sin poses, como su entrevista.

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