¿Cómo funciona?
A diferencia de un tapón de tipo EPI, utilizado por los trabajadores manuales para atenuar el ruido de una herramienta, un tapón de tipo náutico está formado por una membrana que permite el paso del aire. De este modo, se preserva el equilibrio y la audición del usuario, lo que resulta esencial durante una sesión de surf, una salida en una embarcación auxiliar o en un tramo de agua atestado de gente.
Prevención de la exostosis
El objetivo principal de un tapón es combatir la exostosis. Esta afección se produce cuando el oído se sumerge regularmente en agua fría o templada. Es la reacción del organismo al agua, y desarrolla células óseas que, a medio plazo, pueden obstruir el conducto auditivo. Esta obstrucción puede provocar una infección del oído interno y complicaciones más graves, como infecciones de oído recurrentes.
Este desarrollo se acentúa durante las sesiones repetidas en otoño e invierno, cuando baja la temperatura del agua.
Para extirpar esta excrecencia ósea, es necesario pasar por el quirófano, seguido de muchos meses sin poder volver al agua o bajo el agua.
Protegerse de las caídas a gran velocidad
Con el desarrollo de la lámina en multitud de máquinas, la velocidad de los apoyos es cada vez mayor. Y una caída a gran velocidad puede causar graves daños en el tímpano. El uso de un tapón para los oídos evitará la entrada de agua a presión en caso de caída y le ahorrará muchos problemas.
Limitar la llegada de bacterias
La calidad de nuestras aguas es a veces dudosa, por lo que llevar tapones evitará la llegada de ciertas bacterias perjudiciales para los oídos sensibles. Para los jóvenes nadadores, existen modelos que pueden llevarse a partir de los 12 años.
Un presupuesto reducido
Por sólo unas decenas de euros, los tapones para los oídos pueden aportar muchas ventajas a quienes practican habitualmente deportes acuáticos y quieren seguir escuchando música después de una sesión. Además, están fabricados con silicona médica, por lo que durarán años.
