La técnica del tow-up, que consiste en remolcar a un kitesurfista hasta lo alto antes de planear, ha alcanzado un nuevo nivel con el exitoso intento de Jake Scrace. El kitesurfista británico ascendió hasta una altura de 484 metros sobre el paisaje natural de las Needles. Este récord, casi el doble de alto que el anterior (277 metros), plantea una serie de cuestiones técnicas a los profesionales del kitesurf remolcado.

Una organización técnica a gran escala
El proyecto movilizó a un equipo de treinta personas, entre seguridad náutica, pilotos, cámaras aéreas, submarinistas y técnicos encargados de los aparatos de medición. Para garantizar la validez del récord ante Guinness World Records, cada etapa se documentó mediante drones, GPS, altímetros de a bordo y grabaciones sincronizadas entre el despegue y el aterrizaje. Al final de la operación, se confirmó que la altura máxima era de 484 metros.

Remolque con paramotor: equilibrar el par de tracción
Jake Scrace fue remolcado por un paramotor pilotado por Chey Anich. Los remolques en paramotor presentan una dinámica particular: la velocidad de ascenso debe ser suficiente para mantener la tensión en las líneas, sin sobrepasar los esfuerzos máximos soportados por el equipo y el cuerpo del kitesurfista. El ángulo de tracción, la potencia del motor, la distribución de la carga y el centrado son parámetros críticos.

Vuelo libre y regreso al mar: una zona aerológica compleja
Una vez alcanzada la altitud, Scrace soltó la tracción voluntariamente. El planeo continuó hasta el agua. La zona de Needles, expuesta a brisas térmicas y ráfagas del oeste, presenta marcadas limitaciones aerológicas. El descenso se planificó teniendo en cuenta varios escenarios de rescate. Se colocaron buzos en el mar para intervenir en caso de dificultad.

Elección de materiales y tolerancias mecánicas
La elección de la cometa, las líneas y el arnés fue fundamental en la planificación. Los materiales utilizados debían combinar bajo peso, resistencia al alargamiento y alta tolerancia a la tracción dinámica. Las longitudes de las líneas, el equipo de liberación y la redundancia de los sistemas de seguridad se validaron específicamente antes de la prueba.

Un año récord para los deportes aéreos
Esta hazaña no es un simple acto acrobático. Abre nuevas posibilidades para el uso de tow-ups en el kitesurf como deporte, siempre que se cumplan los requisitos técnicos y reglamentarios. También es una prueba a escala real de la capacidad de las cometas modernas para volar libremente a gran altura, en contextos acrobáticos o exploratorios.

En resumen, este espectáculo nos invita a pensar de forma diferente sobre los límites del kitesurf, desplazando nuestros puntos de referencia del eje horizontal a una exploración vertical hasta ahora poco explorada.