18 de enero: Último acto con tiempo tormentoso, un Atlántico Norte despiadado
A medida que los patrones de la Vendée Globe se acercan a la línea de llegada, un último gran obstáculo se interpone en su camino: un sistema de bajas presiones de una intensidad poco común, con una presión de 950 hPa, bloquea el paso de los competidores entre Jérémie Beyou (Charal) y Samantha Davies (Initiatives-C?ur). Este sistema meteorológico excepcional está generando vientos violentos de hasta 50 nudos y olas de 10 metros, convirtiendo los últimos días de la regata en un verdadero desafío de resistencia física y mental.
Los patrones no tienen más remedio que enfrentarse de frente a esta â??gran Berthaâ?, como la ha bautizado Benjamin Ferré (Monnoyeur âeuros Duo for a Job), que se ve obligado a lidiar con un nuevo problema de enganche de las velas. Esta tormenta recuerda a las condiciones extremas encontradas en ediciones anteriores de la regata, poniendo a prueba a regatistas y barcos ya probados por varias semanas de intensa navegación. Samantha Davies ha expresado su frustración por este contratiempo de última hora, esperando una llegada más tranquila.
Ante esta tormenta imprevisible, las opciones son limitadas. Jérémie Beyou, que ya tiene problemas con su piloto automático, se prepara para tomar decisiones difíciles, entre reducir la velocidad para evitar el corazón del sistema o arriesgarse a ir a la carga. Las previsiones siguen siendo inciertas, y las trayectorias podrían ajustarse en el último momento en función de cómo se mueva la tormenta.
Justo cuando muchos pensaban que habían dejado atrás las peores condiciones tras doblar el Cabo de Hornos, esta última tormenta es un recordatorio de que el Atlántico Norte en invierno puede resultar aún más formidable que los mares del sur. Patrones como Justine Mettraux (TeamWork âeuros Groupe Snef, 8ª posición) prevén 24 horas intensas, que exigen el máximo descanso antes de afrontar los vientos y el mar caótico hacia el cabo Finisterre y el golfo de Vizcaya.
Los navegantes no sólo tienen que hacer frente a la tormenta que se avecina, sino también proteger sus barcos, ya debilitados por esta larga regata. Paul Meilhat (Biotherm), ante la pérdida de su estay de proa, ha tenido que improvisar una solución subiéndose al mástil para asegurar su aparejo antes de que llegue el mal tiempo. Por su parte, Sam Goodchild (Vulnerable, 5º) se prepara para reducir la velocidad si es necesario para evitar las olas más violentas.

19 de enero: Un sistema de bajas presiones sin salida, los patrones se enfrentan a un dilema corneliano
Los patrones de la Vendée Globe tienen que enfrentarse a un temible sistema de bajas presiones en el Atlántico Norte, que no les deja ninguna salida. Entre virar en ceñida a 35-40 nudos hacia Madeira o ralentizar la marcha y arriesgarse a ser sorprendidos por otro sistema meteorológico en el Golfo de Vizcaya, todas las opciones parecen ser una trampa. Navegar se convierte en un verdadero quebradero de cabeza, cada elección conlleva su parte de riesgos y limitaciones.
Los patrones de la primera fila, entre los que se encuentran Sam Goodchild (Vulnerable), Jérémie Beyou (Charal), Paul Meilhat (Biotherm), Nicolas Lunven (Holcim-PRB) y Justine Mettraux (TeamWork-Team Snef), tienen que hacer malabarismos entre preservar su equipo, que ya ha sido sometido a duras pruebas durante 70 días de regata, y mantener un ritmo competitivo. Nicolas Lunven ilustra bien el dilema al subrayar que ninguna opción es ideal, y que cada decisión repercute en el resto de la carrera.
Mientras los navegantes calculan todas las rutas posibles, Sam Goodchild y Jérémie Beyou, a la cabeza del grupo, podrían intentar bordear el centro de la zona de bajas presiones para beneficiarse de una trayectoria óptima. Es una apuesta arriesgada, pero que podría dar sus frutos si consiguen anticiparse lo mejor posible a la caprichosa meteorología.
Benjamin Ferré (Monnoyeur âeuros Duo for a Job), por su parte, sigue luchando a pesar de los daños. Ha conseguido recuperar terreno frente a Tanguy Le Turquais (Lazare) y se prepara para una lucha encarnizada hasta el final, aunque sigue amenazado por los Doldrums, cuyos caprichos podrían barajar de nuevo las cartas.

20 de enero: Entre los desafíos extremos y la resistencia de los navegantes
La Vendée Globe prosigue su épica travesía con condiciones meteorológicas contrastadas que ponen a prueba a los patrones y sus barcos. Mientras unos se acercan al Cabo de Hornos y afrontan los últimos rigores del Sur profundo, otros están atrapados en los Doldrums, donde el calor agobiante y las engañosas calmas ralentizan su avance. Más al norte, los líderes tienen que enfrentarse a una violenta baja entre las Azores y las Canarias, que genera vientos de 50 nudos y olas de 8 a 10 metros, complicando su trayectoria hacia Les Sables d'Olonne.
Los daños se multiplican en toda la flota, dando fe del desgaste de los equipos tras más de 70 días en el mar. A Sam Goodchild (Vulnerable) se le ha reventado la vela mayor, mientras que Jérémie Beyou (Charal) y Paul Meilhat (Biotherm) tienen que lidiar con sistemas debilitados en mares caóticos. Los patrones, agotados por semanas de intenso esfuerzo, aún tienen que encontrar los recursos físicos y mentales para llegar a la meta.
A pesar de estas difíciles condiciones, algunos navegantes, como Arnaud Boissières (La Mie Câline) e Isabelle Joschke (MACSF), intentan aprovechar los momentos más suaves para saborear la belleza del océano y recuperar un ritmo de navegación más tranquilo. A medida que se acerca la línea de llegada, la adaptabilidad y la resistencia siguen siendo las palabras clave si quieren tener alguna esperanza de completar esta legendaria vuelta al mundo.
