En un velero, el mástil y la jarcia son los elementos decisivos para que su embarcación avance correctamente. Sin embargo, están sometidos a un esfuerzo constante y hay que prestarles especial atención.
Aunque los equipos parezcan robustos, pueden cansarse, deformarse o simplemente perder un poco de precisión. Y es a veces en estos detalles donde entran en juego el rendimiento y la seguridad.
Un aparejo en buen estado ya es un mástil bien afinado

Le jarcia firme mantiene el mástil en su sitio. Los obenques pueden relajarse con el tiempo. Esta diferencia de apenas unos milímetros es suficiente para cambiar la forma de la vela, hacer que el trimado sea menos eficaz o crear desequilibrios en el timón.
Estas variaciones son a veces sutiles: una vela que flamea más rápido en ceñida, un barco que "tira" ligeramente hacia un lado, un aparejo que se vuelve más rígido de lo habitual.
También pueden ser más evidentes: un punto duro en una polea, el bloqueo de una roldana, la corrosión que se instala.
El control del mástil, un elemento clave para su seguridad

La revisión del mástil lo primero que hay que hacer es comprobar todos los accesorios: herrajes, guiadores de driza, bloques, remaches, pasadores, articulación de la botavara. El objetivo es asegurarse de que todo se mueve libremente, sin tensiones, y de que ninguna pieza muestra signos de desgaste avanzado.
Una comprobación más exhaustiva también puede revelar un engarce que está empezando a blanquearse, un plato que se ha deformado, ejes ovalados o un juego significativo en las barras separadoras.
El momento oportuno para actuar

L' invernada suele ser el mejor momento para realizar una inspección completa. El barco está en reposo, por lo que puede tomarse el tiempo necesario para observar y trabajar correctamente.
Antes de reanudar la temporada, una inspección general nos permite anticipar cualquier ajuste y evitar "sorpresas desagradables" en la primera salida.
Al mismo tiempo, es una buena idea hacer balance de la situación después de una navegación larga, unas condiciones meteorológicas sostenidas o una regata comprometida.
La importancia de un ojo experimentado

Por supuesto, un propietario atento ya puede ver mucho. Pero el el trabajo de un aparejador o de un astillero acostumbrado a los mástiles es inestimable. Estos profesionales detectan signos discretos de desgaste: un obenque que suena diferente, un engarce que muestra signos de debilidad, un eje que se está marcando, un precurvado que ya no se adapta perfectamente al plano vélico.
Prolongar la vida, evitar las urgencias

Mantener su aparejo también significa proteger su inversión en el mástil.
Una revisión periódica siempre cuesta mucho menos que una reparación importante o una sustitución urgente. Y, sobre todo, te da tranquilidad cuando te encuentras con vientos más fuertes de lo habitual.
Navegar con confianza significa saber que su aparejo puede soportar la lona cuando el viento arrecia, que cada maniobra sigue siendo fluida gracias a un deslizamiento óptimo y que puede disfrutar plenamente de su embarcación con total tranquilidad.
Un mástil sano significa una navegación más justa, suave y segura.
Así que una revisión antes de la temporada, ¡y tranquilidad una vez en el mar!

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