Edición especial / Mantenimiento del chaleco Secumar: lo que puede hacer usted mismo y lo que debe dejar en manos de profesionales

El chaleco salvavidas, ese compañero silencioso que esperas no utilizar nunca, merece más atención de la que recibe. Sobre todo los modelos hinchables, que requieren un mantenimiento estructurado. ¿Qué puede hacer usted mismo y qué debe dejar en manos de un profesional?

Hinchables o de espuma, los chalecos salvavidas no tienen nada de eterno. El desgaste del material, las condiciones de almacenamiento o el simple paso del tiempo pueden alterar su fiabilidad. En el caso de los chalecos salvavidas automáticos, el mantenimiento es esencial, pero no se limita a una inspección visual.

Una vida que se rige por normas estrictas

Diez años: ésta es la vida útil máxima recomendada para un chaleco salvavidas hinchable, de acuerdo con las recomendaciones de la FSR (Asociación Alemana de Fabricantes de Equipos de Seguridad Marítima). La razón de este límite es sencilla: los tejidos recubiertos, las costuras, los delanteros y los flotadores envejecen, incluso cuando no se utilizan. Más allá de ese punto, los fabricantes ya no pueden garantizar la integridad del producto.

Revisión bienal: una obligación para los marinos responsables

Durante el periodo de uso, los chalecos automáticos deben revisarse cada dos años. Esta frecuencia pasa a ser de un año a partir del noveno año, y sólo el fabricante está autorizado a efectuar revisiones después de diez años. Estas revisiones se señalan mediante una pegatina FSR-service, que se coloca en el chaleco. En ella figuran el mes y el año de la próxima revisión.

A bordo, este rastro visible suele solicitarse durante las inspecciones de seguridad, sobre todo en los programas de navegación oceánica o en las regatas de vela. Si lo olvidas, podrían denegarte el permiso para zarpar.

Lo que puede comprobar usted mismo, sin cometer errores

Antes de cada viaje, los navegantes pueden (y deben) comprobar una serie de puntos: que no haya signos de desgaste en las correas, el estado del tejido exterior, la posición del cartucho de CO2 y la fecha de caducidad del disparador automático. Los más precavidos pueden pesar el cartucho para comprobar que no está pinchado.

También es útil comprobar que el chaleco se infla correctamente en la boca y permanece inflado durante varias horas. Esta prueba puede realizarse en seco, siempre que se seque bien el flotador después.

Sin embargo, esta comprobación no sustituye a una revisión adecuada.

Lo que sólo los profesionales pueden garantizar

A diferencia de una simple comprobación visual, el mantenimiento en una estación homologada por Secumar incluye operaciones técnicas: una prueba de estanqueidad de dieciséis horas, una comprobación por inmersión del percutor, la sustitución de las juntas y el perdigón de celulosa, la comprobación de las costuras y el cuello, el pesaje del cartucho y la documentación conforme a la norma ISO 9001. Nada que un aficionado no pueda hacer correctamente.

También es una oportunidad para detectar microdefectos invisibles a simple vista, que serían críticos en caso de disparo. La estación también actualiza los elementos opcionales (incendio, capota, etc.). Por último, el reenvasado con la etiqueta de validez evita cualquier litigio durante una inspección marítima.

En pocas palabras

Un chaleco salvavidas no es un accesorio pasivo. Es un equipo técnico de seguridad con una vida útil definida y obligaciones de mantenimiento. Saber lo que puedes hacer tú mismo te da tranquilidad, pero no hay nada que sustituya a la revisión realizada por un profesional cualificado, especialmente en el caso de los modelos inflables. El coste de una revisión es modesto comparado con el de una avería en el mar.

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