El nuevo acuerdo firmado entre cinco de los principales equipos que participan en la Copa -Emirates Team New Zealand, Athena Racing, Luna Rossa, Tudor Team Alinghi y K-Challenge- marca un punto de inflexión: el de la previsibilidad. La creación de una estructura común, el America's Cup Partnership, sienta finalmente las bases para una operación más predecible. A partir de ahora, la Copa se celebrará cada dos años, con un marco más estable, un gobierno colectivo, una gestión independiente y la ambición de acercarse a los estándares de los grandes circuitos profesionales.
Detrás de este anuncio hay algunos retos muy concretos. Para los equipos, significa poder planificar, contratar, diseñar y probar sin tener que empezar de cero en cada edición. Para los patrocinadores, significa visibilidad en el retorno de su inversión. Y para los aficionados, como todos nosotros, significa que podremos seguir la Copa del mismo modo que seguimos una temporada de vela deportiva, sin tener que averiguar quién es el Challenger of Record o si la próxima prueba tendrá lugar realmente.
El hecho de que a partir de 2027 haya al menos una mujer a bordo de cada AC75 es una señal clara. No es un anuncio, sino una obligación escrita en el protocolo. Del mismo modo, la renovación de la Copa América Femenina y Juvenil demuestra que ya no estamos sólo en un mundo tecnológico y dominado por los hombres. Se está tomando en serio a la nueva generación, y eso es bueno.
Por supuesto, algunos verán esto como una forma de estandarización, o incluso una pérdida del carácter único de la Copa. Pero seamos honestos: la America's Cup ha sufrido durante mucho tiempo sus propias contradicciones. Este nuevo marco no borra su historia, ni la alocada dimensión tecnológica que la diferencia de otras competiciones. Tampoco borra la rivalidad, las partidas de póquer y las innovaciones que hacen que cada edición sea tan especial. Simplemente nos permite construir sobre una base sólida.
Aquellos que soñaron con las imágenes de la Copa, que se emocionaron con una virada loca o un cambio de viento de última hora, no perderán nada. Sólo tendrán una cita un poco más clara. Cada dos años. En una fecha fija. Y eso, en este deporte, ya es una pequeña revolución.

/ 











