El Faro del Fin del Mundo, que ilumina la entrada al puerto de La Rochelle desde hace 20 años, sigue viviendo. Este faro no es único. Es una réplica del original instalado en la Isla de los Estados en Argentina. Andre Bronner, apodado Yul, se quedó allí en 1994 con sólo un arco y una red de pesca. Durante esta estancia, en el emplazamiento del antiguo faro, tuvo la idea de reavivar la luz de este lugar. En 1998, se hizo. El Faro del Fin del Mundo vuelve a brillar.
La réplica en La Rochelle a los 20 años
Programada para ser encendida el 1 de enero de 2000, la réplica del faro Phare du Bout du Monde, construido de forma idéntica en La Rochelle, se retrasará un poco tras el paso del temporal que cerró 1999. La inauguración tuvo lugar finalmente el 23 de febrero de 2000.
Será con motivo de la Gran Pabellón 2020 que se celebrará el 20º aniversario de este faro. Para este evento, la asociación ha decidido proponer a los "guardianes" vivir en el faro. La idea es transformarla en una especie de residencia artística efímera.
Durante 24 horas, el vigilante voluntario se dejará caer al pie del faro y estará totalmente aislado. En efecto, siendo la soledad creativa, no tendrá que llevar ningún medio de comunicación con él. Por otro lado, se compromete a producir un contenido artístico y a entregarlo a la asociación: escultura, pintura, dibujo, audio, foto, vídeo... Es libre de elegir su medio de expresión.

Un diseño básico
Para acomodarlo, el faro ha sido ligeramente acondicionado con un catre, una estufa para calentar un cuenco y un panel solar para alimentar una batería que enciende una lámpara. El farero tiene que llevarse la comida y el plumón.
Este faro, instalado en el dominio público y perteneciente al ayuntamiento de La Rochelle, está gestionado por la Marina. Así pues, el Ayuntamiento dio luz verde a esta operación abierta a todos y el Puerto se encarga de la rotación de los porteros con una semirrígida.

Cualquiera puede ser un guardián
Para tener derecho a dormir una noche en el faro (24 horas como máximo por pasaje), basta con afiliarse a la asociación y proponer fechas de disponibilidad. La asociación espera embarcar entre 150 y 200 personas durante el año, ya que las condiciones del mar limitan a veces el acceso al faro. A finales de octubre de 2019, cuando comienzan las primeras rotaciones, ya hay más de 110 personas inscritas en esta inusual noche. Cabe señalar que actualmente hay más mujeres guardianas que voluntarias en la lista.

¿Qué hacer con las obras producidas?
De momento, la asociación que recogerá el trabajo de los guardias aún no sabe cómo lo explotará: ¿Exposición? ¿Jugar? Todavía no hay nada fijo, ya que no se produce nada y no conocemos la calidad (y la cantidad) de estas producciones artísticas.

Un primer portero
El primer portero tomó su turno el 18 de octubre de 2019. Ese día, el tiempo no era perfecto, con cielos pesados, 20 nudos de viento y picado. Las condiciones eran un poco deportivas para el traslado, pero Bernard, antiguo bombero y fanático del fútbol, no dudó en saltar desde la semirrígida de la escalera que lleva al faro.